Invertir en un ciclo en rápida evolución
Perspectivas cíclicas

Invertir en un ciclo en rápida evolución

La visión a largo plazo puede ayudar a los inversores a posicionarse de cara a las oportunidades que surjan en un ciclo económico volátil y en rápida evolución.

El Autor

Tiffany Wilding

Economista en la región de Norteamérica

Tony Crescenzi

Gestor de carteras y estratega de mercado

Andrew Balls

CIO Global Fixed Income

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LEER PERSPECTIVAS

Perspectivas económicas

La incertidumbre se ha convertido en un tema constante en los mercados, la economía y las comunidades de todo el planeta, y en este entorno, los profesionales de la inversión de PIMCO se reunieron —de forma virtual, una vez más— en nuestro reciente Foro Cíclico. Debatimos sobre las principales tendencias de las economías mundiales, las políticas y los sectores de inversión, en conversaciones que, en última instancia, nutren nuestras perspectivas para el próximo año junto con una estrategia de cartera de alto nivel.

Perspectivas económicas: más volatilidad, más incertidumbre

En el horizonte secular, vaticinamos un entorno macroeconómico más incierto y volátil, con ciclos económicos cada vez más cortos, más amplios y más divergentes en todos los países (si desea obtener más información, consulte la edición de Perspectivas seculares de PIMCO titulada «La era de la transformación»). Estos temas seculares parecen estarse materializando también en el horizonte cíclico: gran parte de la economía mundial ha pasado con rapidez de una recuperación en la fase inicial del ciclo a una expansión en la fase intermedia, lo que requiere un cambio de rumbo en materia política más rápido de las condiciones extraordinariamente laxas que prevalecieron en 2020 y 2021.

Para complicar aún más las cosas, la velocidad de la recuperación, unida a la volatilidad del virus, también ha contribuido a crear fricciones de mayor magnitud tanto en los mercados de bienes como en los laborales, que han impulsado al alza la inflación. El momento y la medida en que estos problemas se resuelvan y la inflación se modere resultan muy inciertos, lo que incrementa el riesgo de un repunte no deseado en las expectativas de inflación a largo plazo, un resultado que los bancos centrales querrán evitar o mitigar. En líneas generales, este entorno macroeconómico más incierto y volátil pone de manifiesto que las últimas décadas de débil crecimiento e inflación por debajo del objetivo sin duda ya ha quedado atrás, y lo que nos depara el futuro son trayectorias más volátiles e inciertas que varían en todas las regiones y sectores.

El camino hacia la recuperación está lleno de baches

Desde la última vez que compartimos nuestras Perspectivas Cíclicas en junio («Un punto de inflexión para la inflación»), la sólida recuperación en todo el planeta ha seguido su curso, aunque de forma desigual en las distintas regiones y sectores. En general, las políticas gubernamentales para respaldar la demanda ante una de las mayores contracciones económicas en la historia moderna produjeron una de las recuperaciones más rápidas. La producción en los mercados desarrollados se recuperó plenamente hasta sus cotas previas a la pandemia en el tercer trimestre de 2021, y con una tasa de crecimiento prevista del 5% (media anual) en 2021, iba camino de expandirse al ritmo más rápido en más de tres décadas. (datos de crecimiento y producción de Haver Analytics).

No obstante, dado que la mayor incidencia en la economía de la pandemia ya es probablemente cosa del pasado, el máximo respaldo de las políticas y, por ende, el máximo crecimiento del PIB real, también se produjo probablemente en 2021. En EE. UU., Canadá y el Reino Unido, los programas de subsidios salariales y de empleo aplicados durante la pandemia para apuntalar los ingresos de los hogares y el gasto de los consumidores expiraron en el tercer trimestre después de no resultar tan buenos a lo largo del año, mientras que programas similares en los países europeos desaparecieron a finales de año.

En China, las condiciones crediticias más restringidas que han persistido hasta hace muy poco y las políticas regulatorias aplicadas como resultado de la iniciativa de prosperidad común del Gobierno han ralentizado el crecimiento.

La política monetaria en la mayoría de las regiones también ha cambiado con firmeza el rumbo de la máxima flexibilidad que se requería por la pandemia a emprender el camino hacia la normalización. El Banco de Inglaterra y el Banco de Canadá han retirado por completo sus programas de compra de deuda pública, mientras que se espera que la Reserva Federal de los EE. UU. haga lo propio de aquí a marzo de 2022. Además, el Banco de Inglaterra subió sus tipos oficiales en diciembre de 2021 y muchos otros bancos centrales de los mercados desarrollados, con la excepción del Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón, han indicado que los subirán de forma inminente.

Tres cosas a las que estar atentos en 2022: la evolución de la COVID-19, la inflación y las medidas de los bancos centrales
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Ahora bien, aunque los resultados de crecimiento mundial observados en los últimos seis meses han coincidido más o menos con las perspectivas que establecimos en junio, tres acontecimientos importantes nos han hecho revisar varios aspectos de nuestras perspectivas de 2022:

En primer lugar, la variante delta de la COVID-19 dejó una huella mayor de la esperada, aunque probablemente temporal, tanto en las economías de los mercados desarrollados como en las emergentes. Si bien el aumento de las tasas de vacunación ayudó a limitar los nuevos casos en todo el mundo, los brotes más graves en los mercados emergentes afectaron a la producción, alargaron los plazos de entrega y socavaron las cadenas de suministro mundiales. Por ejemplo, los problemas en la producción en Malasia y China tuvieron un impacto significativo en los inventarios de productos terminados en las industrias de vehículos de motor, artículos para el hogar y construcción. En los principales mercados, el brote de la variante delta también retrasó la recuperación de los servicios y paralizó la esperada sustitución del gasto en bienes por el de servicios (después de que la pandemia espoleara la elevada demanda de los consumidores de bienes duraderos, en particular); véase el gráfico 1.

Gráfico 1: Consumo de bienes en los mercados desarrollados por encima de los niveles pre-pandemia, y el consumo de servicios queda rezagado

La figura 1 es un gráfico de líneas que muestra el consumo privado entre los países de los mercados desarrollados desde el primer trimestre de 2017 hasta el segundo trimestre de 2021. En 2020, en medio del inicio de la pandemia, el consumo de servicios cayó en torno a un 18% por debajo de la tendencia, y el consumo de bienes retrocedió aproximadamente un 5% por debajo de la tendencia. En la posterior recuperación económica, el consumo de bienes se recuperó hasta situarse aproximadamente un 6% por encima de la tendencia, pero el consumo de servicios sigue estando en torno a un 9% por debajo de la tendencia.

 
Fuente: Haver Analytics al segundo trimestre de 2021
Los mercados desarrollados incluyen los países de Europa, EE. UU., Japón, el Reino Unido y Canadá

En segundo lugar, la inflación resultó ser más persistente y generalizada en todas las regiones (véase el gráfico 2). La robusta demanda de bienes en todo el planeta, en un entorno de problemas en la producción y endurecimiento de la normativa medioambiental, contribuyó a los aumentos de precios en varias categorías de consumidores minoristas, incluida la energía. Mientras tanto, la fuerte revalorización de la vivienda, tanto directamente (aunque con costes de sustitución más altos) como indirectamente (a través del efecto «arrastre» para las rentas), catapultó la inflación de los servicios básicos («core») en la mayoría de las regiones.

Gráfico 2: inflación en bienes de consumo básico es mucho mayor que antes de la pandemia en todos los mercados desarrollados

La figura 2 es un gráfico de líneas que muestra la inflación subyacente en los mercados desarrollados desde enero de 2017 hasta octubre de 2021. Tanto los bienes como la inflación de los servicios cayeron por debajo de la tendencia tras el estallido de la pandemia en 2020, pero la inflación en los servicios permanece alrededor del 0,5% por debajo de la tendencia, mientras que la inflación de los bienes se recuperó con rapidez en 2020 y luego aumentó sin dilación en 2021, alcanzando más del 5% por encima de la tendencia.

 
Fuente: Haver Analytics a octubre de 2021
Los mercados desarrollados incluyen los países de Europa, EE. UU., Japón, el Reino Unido y Canadá

En tercer lugar, los bancos centrales reaccionaron ante estos acontecimientos, ya sea adelantando sus planes para endurecer la política monetaria, en el caso de la mayoría de los bancos centrales de mercados desarrollados como se mencionó con anterioridad, acometiendo significativas subidas de tipos en el caso de varios países emergentes, entre ellos Brasil.

Perspectivas para 2022: el escenario «ni muy frío ni muy caliente»

Ante la combinación de estos factores, estamos rebajando nuestras previsiones para el PIB real en 2022 en todas las regiones. Ahora esperamos que el crecimiento de los mercados desarrollados se desacelere de un ritmo promedio anual del 5,0% en 2021 al 4,0% en 2022 (frente al 4,3% anterior). Los brotes en todo el planeta de la variante delta en la segunda mitad de 2021 limitaron la producción en varias economías y probablemente menoscabarán las tasas de crecimiento medio anual previstas para 2022. Sin embargo, el impacto en la producción parece revelarse, en gran medida, temporal. De hecho, los indicadores de alta frecuencia denotan que el crecimiento volvió a acelerarse en el cuatro trimestre de Estados Unidos y Japón; y, en China, después de un revés transitorio, en el tercer trimestre. Se espera que el Viejo Continente, que sufrió los efectos económicos de otro brote en el cuarto trimestre, se reacelerará a principios del 2022.

También elevamos nuestras previsiones de inflación en todas las regiones. Aún prevemos que la inflación en los mercados desarrollados acabe por moderarse hacia los niveles objetivo de los respectivos bancos centrales de aquí a finales de 2022, aunque solo después de marcar un máximo del 5,1% en el cuarto trimestre del 2021. En Estados Unidos, el IPC podría marcar máximos del 6,0% en términos interanuales en el primer trimestre de 2022 antes de volver a moderarse al 2,5-3,0% de aquí a finales de año. El estímulo fiscal espoleó la inflación en diferentes grados en todas las regiones (véase el gráfico 3); sin embargo, el agravamiento en las restricciones de la oferta en el mercado de bienes, junto con un ajuste relativo de los precios entre bienes y servicios, también está teniendo su repercusión. Sin embargo, seguimos viendo que todos estos factores se difuminarán, ya que las economías siguen recuperándose de la pandemia y que los ingentes estímulos fiscales de 2020 y 2021 no se repiten.

Gráfico 3: el gasto fiscal impulsó la inflación en varias economías importantes

La figura 3 es un diagrama de dispersión que muestra el nivel de precio básico frente a las tendencias previas a la pandemia (eje Y) frente al déficit fiscal frente al nivel previo a la pandemia (eje X) en relación con 22 países desarrollados; todos los países mostrados muestran mayores déficits en diferentes grados. Los precios subyacentes de Estados Unidos se hallan un 2% por encima de la tendencia y el déficit ha aumentado un 17%. Los precios subyacentes en Francia e Italia se aproximan a la cota neutral en relación con la tendencia, y registran unos déficits que rondan el 10%. Los precios subyacentes bajan en Alemania y Japón, y presentan un déficit de alrededor del 8%.

 
Fuente: Haver Analytics al segundo trimestre de 2021

Por último, como resultado de la magnitud y la persistencia del reciente aumento de la inflación, ahora también prevemos un comienzo previo de los ciclos de subidas de los tipos de los bancos centrales de mercados desarrollados y elevamos nuestras expectativas sobre el probable nivel de los tipos finales en muchas economías de los mercados emergentes.

En los mercados desarrollados, se prevé que las subidas de tipos seguirán revistiendo un carácter gradual según los parámetros históricos, aunque creemos que la inflación elevada junto con la rápida recuperación en los mercados laborales ha acentuado el enfoque de los bancos centrales en el retorno de la política hacia un sesgo neutral. Hay mucha incertidumbre en torno a qué nivel del tipo oficial concuerda con la cota neutral; sin embargo, en nuestras Perspectivas seculares, «La era de la transformación» (octubre de 2021), argumentamos que puede que los tipos finales de los bancos centrales se sitúen más bajos en este ciclo en relación con el último como resultado de los niveles de deuda generalmente más altos y los esfuerzos de los bancos centrales para reducir sus balances. Por consiguiente, los bancos centrales aún podrían mostrar un sesgo gradual en su búsqueda de una política normal, en nuestra opinión.

Se vaticinan más subidas de tipos ante las presiones inflacionarias, aunque el calendario probablemente variará según las regiones
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En las economías desarrolladas, tras la subida de los tipos del Banco de Inglaterra en diciembre, prevemos que el Banco de Canadá será el próximo en subir los tipos en el primer trimestre de 2022. Ahora, la Reserva Federal podría retirar sus compras de activos en marzo y emprender una subida de tipos en la segunda mitad del 2022. Es probable que el Banco de Reserva de Australia (RBA) también suba los tipos en 2022, por lo general siguiendo el camino de la Fed.

En cuanto a los mercados emergentes, esperamos que la mayoría de los bancos centrales sigan subiendo los tipos en 2022 después de haber empleado una política de endurecimiento sustancial con el fin de combatir las presiones inflacionarias en 2021. Aun así, aunque resulta probable que la inflación se modere en 2022 en todos los mercados emergentes, pensamos que podría alcanzar los objetivos del banco central en el horizonte cíclico.

Los riesgos para las perspectivas se han intensificado

En general, estos ajustes no cambian el perfil general de nuestras perspectivas para 2022: un crecimiento superior a la tendencia (aunque en desaceleración) y una inflación moderada que desembocarán en un endurecimiento aún gradual de las condiciones monetarias en los mercados desarrollados. No obstante, observamos tres importantes riesgos para nuestra hipótesis de base, que crean un entorno en general más incierto para los inversores:

Escenario de riesgo n.º 1: la inflación sigue siendo persistentemente elevada. Tal vez, por los siguientes motivos: 1) las restricciones en la oferta no se relajan, sino que empeoran debido a más brotes de COVID-19); 2) las tendencias de crecimiento de la productividad recientemente fuertes (al menos en EE. UU.) se desvanecen; o 3) el avance adicional en la oferta laboral resultante de una recuperación en la participación y/o inmigración en edad productiva no se materializan. O, de manera alternativa, es posible que las expectativas de inflación repunten como consecuencia de las ya elevadas cifras de inflación, lo que genera un fuerte acuerdo salarial, que por sí mismo alimenta la inflación más persistente.

Escenario de riesgo n.º 2: las variantes impulsan los repuntes de COVID-19, lo que restringe la actividad. El reciente repunte de casos de COVID-19 relacionados con la variante ómicron, más contagiosa, supone un claro recordatorio de la incertidumbre relacionada con la evolución del virus y, por tanto, los riesgos para nuestras perspectivas centrales. Por ahora, esperamos que el reciente aumento de casos modere solo de forma temporal las tasas de crecimiento de los mercados desarrollados en el primer trimestre, a lo que seguirá una fuerte reaceleración en el segundo trimestre y después. No obstante, somos conscientes de que las olas de nuevos contagios podrían ejercer aún más presión sobre los recursos y espolear cambios en la conducta de los consumidores y las empresas que reducen la actividad y posiblemente desencadenan más presiones inflacionarias.

Escenario de riesgo n.º 3: las condiciones financieras se endurecen más bruscamente de lo previsto. Tras un periodo de política monetaria muy laxa, podría producirse un cambio más drástico en las condiciones financieras. Hasta el momento, creemos que los bancos centrales de los mercados desarrollados han llevado a cabo un buen trabajo en la preparación de los mercados para un endurecimiento más temprano, aunque estos siguen descontando una trayectoria relativamente gradual hacia unos tipos finales históricamente bajos. En los próximos meses, —un periodo en el que es probable que la inflación estadounidense siga siendo elevada antes de moderarse a finales de 2022—, las condiciones financieras en Estados Unidos, en particular, podrían endurecerse más bruscamente a medida que los mercados anticipen el riesgo de un ciclo de endurecimiento más agresivo de la Fed.

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Repercusiones para la inversión de un ciclo de rápida evolución

Se puede constatar en nuestras perspectivas económicas que un diversas cuestiones podrían influir de manera significativa en las perspectivas de inversión, en particular en la velocidad, alcance y evolución de los esfuerzos incipientes de los bancos centrales por reducir su política extraordinariamente laxa.

Vamos a centrarnos en la volatilidad que puede derivarse del veloz ritmo al que se está moviendo el ciclo económico hacia una dinámica propia de la fase avanzada del ciclo, un momento en el que, como hoy, la inflación tiende a acelerarse y puede desembocar en un endurecimiento en la política monetaria, lo que enervaría a muchos inversores.

Sin embargo, los mercados descuentan un escenario despejado en el que los bancos centrales logran un suave aterrizaje evasivo sin acometer significativas subidas de tipos. Ahora bien, la historia nos recuerda que a veces «ocurren cosas» cuando la política monetaria altera su rumbo.

En nuestra opinión, las primas de riesgo y las rentabilidades no reflejan los posibles escenarios bajistas, lo que requiere prudencia y un enfoque riguroso de construcción de carteras.

Adoptamos un enfoque de inversión a largo plazo, al tiempo que observamos posibles reacciones excesivas a corto plazo
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En cuanto a los próximos datos sobre la inflación, creemos que cobra cierta relevancia no hacer demasiado hincapié en la posible avalancha de datos sobre la inflación que se prevé que se produzca a principios de 2022. En líneas más generales, tenemos planeado evitar llevar a cabo decisiones de inversión importantes que se fundamenten en una visión macroeconómica a corto plazo y permaneceremos atentos a las posibles reacciones excesivas de responsables políticos e inversores ante la información a corto plazo.

A pesar de nuestra cautela, otorgamos prioridad a la construcción de carteras que creemos que ofrecen «carry» positivo con respecto a sus índices de referencia, incluyendo diferenciales con un atractivo perfil de riesgo y rentabilidad. Al fin y al cabo, somos optimistas en cuanto a las perspectivas macroeconómicas, ya que se prevé que el crecimiento económico espolee los flujos de caja, lo que puede beneficiar a los inversores.

Ahora bien, tratar de captar esos flujos de caja, que pueden fluctuar, disminuir o desaparecer en función de la coyuntura macroeconómica y financiera, requiere un enfoque riguroso en la construcción de la cartera. A título de ejemplo, en general somos partidarios de reducir nuestra dependencia del posicionamiento beta (rentabilidad del mercado en general), aprovechar el abanico de oportunidades presentes en todo el planeta, someter nuestras carteras a análisis de escenarios que midan la rentabilidad potencial y aumentar la liquidez y la flexibilidad de nuestras carteras para perseguir las oportunidades a medida que van surgiendo, al tiempo que se brinda cierto margen en nuestros presupuestos de riesgo para hacerlo.

Pasemos ahora a detallar el posicionamiento de la cartera.

Duración y curva de tipos

Niveles de duracion: En general, infraponderamos duración, en gran parte debido a la escasez de una prima de riesgo. Ante un repunte de la volatilidad, prevemos que la gestión activa de la duración puede ser una fuente de alfa más importante que en el pasado. Seguimos creyendo que la duración puede actuar como diversificador para equilibrar los componentes más arriesgados de una cartera de inversión, aunque vigilamos los posibles cambios en las correlaciones.

Como señalamos en nuestras Perspectivas seculares, aunque una serie de transformaciones pueden afectar a la economía mundial, esperamos que los bancos centrales mantengan sus tipos de interés oficiales bajos durante años. Los participantes en el mercado parecen coincidir, lo que está actuando como factor limitador en la estructura temporal de los tipos de interés.

En general, inclinaremos las carteras con una exposición relativamente alta al crédito o a la renta variable más cerca de la cota neutral en cuanto a la duración; el posicionamiento en la curva se revelará similar.

Posicionamiento en la curva: nos decantamos por un posicionamiento para una curva más pronunciada, aunque algo menos de lo habitual, probado un debilitamiento en las influencias estructurales de la inclinación durante décadas, y en vista de la reciente revalorización de los tipos de interés a corto plazo para las próximas subidas de tipos.

Dadas nuestras perspectivas seculares sobre tipos de los bancos centrales, no prevemos que las rentabilidades de la renta fija vayan a superar significativamente el nivel actual de los tipos forward, y los mantendremos en un rango relativamente estrecho. Además, no esperamos que los participantes del mercado acumulen una cantidad significativa en vencimientos más largos, evitando esos vencimientos.

Nuestras perspectivas macroeconómicas también respaldan nuestra opinión sobre el posicionamiento en la curva, ya que se prevé que la moderación de la inflación limite las futuras subidas de tipos. Sin embargo, esta perspectiva reviste un carácter algo prudente, dada la amplitud de escenarios, lo que justifica un posicionamiento modesto para la exposición a la curva y utiliza nuestros presupuestos de riesgo en otros segmentos de inversión.

Vemos una serie de oportunidades para diversificar nuestro posicionamiento en la curva, incluidas las exposiciones a lo largo de las curvas de tipos de Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia.

Crédito

Teniendo en cuenta nuestras perspectivas de crecimiento económico y el grado de preparación de los mercados para la rotación hacia el endurecimiento monetario de los bancos centrales del mundo, en general sobreponderamos crédito, con algunas salvedades. En primer lugar, procuramos obtener exposición crediticia de fuentes diversificadas, en la que las emisiones corporativas (en cash bonds) conforman una porción más pequeña de dicha exposición, dado el estrecho margen para una compresión en los diferenciales de crédito. Como sustituto y en un esfuerzo por reforzar la liquidez, el «carry», la convexidad y el «roll-down» de nuestras exposiciones a la deuda corporativa, abogamos cada vez más por los índices de crédito, que creemos que pueden, por tanto, proporcionar ventajas en materia de diversificación y demostrar características defensivas.

Nuestros analistas de crédito siguen identificando emisiones que justifican la exposición, si bien somos cautos con los desafíos estructurales a la liquidez en el mercado de deuda corporativa, cuando los diferenciales podrían ser más amplios de lo que los fundamentales justifican.

Buscamos exposición crediticia a partir de fuentes diversificadas, incluidas las hipotecas estadounidenses no de agencias, determinadas temáticas de recuperación de la pandemia de COVID-19 y oportunidades en títulos específicos.
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No obstante, esperamos que la selección de emisiones siga representando un factor de rentabilidad en los mercados de crédito, incluida la inversiones en títulos con calificación BBB, un segmento que preferimos frente a los títulos con calificación A. Estamos invirtiendo en determinados temas de recuperación (hoteles, aeroespacial y turismo), aunque modestamente, así como en empresas financieras, y en sectores que creemos que se benefician de las principales transformaciones que hemos identificado.

Seguimos buscando activos en los que nuestros analistas puedan obtener atractivas primas de iliquidez y complejidad. En este sentido, cabe destacar, entre nuestros activos preferidos, una serie de productos estructurados y titulizaciones, lo que incluye MBS de no agencias. Un mercado en retroceso, que sigue repleto de estructuras atractivas en cuanto a seniority, las características defensivas en relación con el crédito corporativo y los flujos de caja. Somos optimistas respecto del mercado de la vivienda en Estados Unidos.

En cuanto a MBS de agencias, nos inclinamos hacia una infraponderación, lo que refleja, a nuestro parecer, valoraciones exigentes y el potencial de una reacción excesiva a la reducción de la Fed y al final de su programa mensual de compra de bonos, que (antes de procederse a la rebaja paulatina (tapering) incluía 40.000 millones de USD en MBS de agencias. Desde una perspectiva de cartera, una rebaja en las posiciones en MBS puede mejorar el perfil de convexidad de las carteras que cuentan con MBS en su índice de referencia.

Hemos identificado una serie de oportunidades para diversificar la exposición crediticia en todos los países y regiones, y estamos invirtiendo en ellos en ámbitos donde nuestros mandatos encajan. En general, contamos con protección frente a crédito en emergentes.

A diferencia de los mercados de crédito públicos, que presentan un acceso relativamente sencillo y, por lo tanto, resultan propensos a tornarse más caros, los mercados de crédito privado no lo son, y detectamos ciertas oportunidades para que los inversores cualificados que puedan asumir el mayor riesgo de considerar los activos privados dentro de su componente de inversión ilíquida.

Valores ligados a la inflación

Consideramos los valores ligados a la inflación tanto un factor de diversificación contra los riesgos de inflación como indicadores para obtener una modesta cantidad de beta de crédito. Esperamos mantener un posicionamiento global en bonos ligados a la inflación cerca de un nivel fijo y neto en ciertas oportunidades de valor relativo. Un final eventual del programa de compra de bonos de la Fed elimina a un miembro del mercado para los TIPS.

Divisas y mercados emergentes

Vemos influencias contrapuestas que ejercen su tira y afloja con los principales tipos de cambio. Por tanto, estamos próximos al nivel neutral en dólar, lo que podría resultar propicio si la Fed decide virar el rumbo hacia el endurecimiento, aunque podemos salir perjudicados por la dinámica a largo plazo, como el gran déficit por cuenta corriente estadounidense y la dependencia del dinero extranjero para financiar los déficits. Creemos que nuestras posiciones en dólares se verán más influenciadas por una serie de posiciones en divisas consideradas atractivas por derecho propio. Esto podría incluir, por ejemplo, algunas monedas de los mercados emergentes, aunque identificamos escasas oportunidades en las monedas del G-10.

Algunas inversiones en mercados emergentes parecen atractivas en el contexto de una cartera diversificada
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En cuanto a la deuda local y en moneda fuerte de los mercados emergentes, somos conscientes de los riesgos que entraña la inversión en esta clase de activos volátiles, especialmente en un contexto de endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. No obstante, nos causa cierta inquietud una serie de factores que conceden cierto atractivo a los mercados emergentes en el contexto de una cartera diversificada y nuestra preferencia por una línea reducida en instrumentos de crédito corporativo al contado.

En concreto, aunque la volatilidad histórica de los activos de los mercados emergentes constituye un motivo de cautela, su atractivo actual guarda relación con los principios básicos de inversión que pueden tornar un activo interesante, entre los que se halla un descenso significativo del precio y un sentimiento bajista extremo. Ambos afectaron a los mercados emergentes el año pasado, en especial a los tipos locales de dichos mercados, que ahora cuentan con un colchón significativo de rendimiento real por encima de los mercados desarrollados. A nuestro parecer, este colchón tiene valor si se considera desde una óptica de diversificación.

En cuanto a las divisas emergentes, detectamos algunas oportunidades y las consideramos expresiones relativamente líquidas para la clase de activos de los mercados emergentes. En términos más generales, seguimos teniendo en cuenta la naturaleza idiosincrásica de la inversión en mercados emergentes y, por lo tanto, confiaremos en los especialistas de nuestra firma a la hora de identificar el valor.

RENTA VARIABLE

Como nuestro equipo de asignación de activos analiza en su reciente perspectiva, «Oportunidades entre la transformación», PIMCO tiene una opinión favorable sobre la renta variable mundial dado el contexto de ralentización, aunque positivo, de los beneficios. Dicho esto, nos estamos preparando para una dinámica propia de fases tardías del ciclo, y ponemos mayor énfasis en la selección de valores. Las empresas de gran capitalización y de alta calidad se hallan en buena posición para obtener mejores resultados al final del ciclo económico, en consonancia con los patrones históricas. Las empresas con poder de fijación de precios también saldrán ganando. El sector de los semiconductores podría cosechar mejores resultados a largo plazo, al beneficiarse de la fuerte demanda relacionada con los temas de transformación tratados en nuestras Perspectivas seculares, entre los que cabe incluir la digitalización, así como muchos segmentos de la iniciativa por las cero emisiones netas de carbono. Se prevé que las tendencias de la inflación incidan de manera negativa en los múltiplos de beneficios para los precios de las acciones, con un descenso de unos pocos puntos porcentuales en el escenario base.

Materias primas

Las perspectivas de los mercados de materias primas son dispares. Somos relativamente optimistas con respecto a los precios de la energía, aunque esperamos que el precio del crudo se vea limitado por el aumento de la producción energética en EE.UU., aunque más lentamente que en ciclos anteriores, dado un despliegue de capital más disciplinado. Los precios del gas natural se ven respaldados por las fuertes exportaciones, aunque el aumento de la producción estadounidense nos hace ser más cautelosos con respecto a las perspectivas para 2022. Los precios del oro han tenido un rendimiento significativamente inferior al de los rendimientos reales en nuestros modelos, lo que ha llevado a los precios a su nivel más bajo de los últimos 15 años, aunque desde una perspectiva a corto plazo el oro se considera que presenta un precio solo modestamente barato. Nos atrae el mercado de emisiones con fijación de límites máximos, que esperamos se vea fuertemente apuntalado por la transformación de una economía contaminante a una verde. Ese efecto positivo, junto con los precios favorables, es la razón por la que situamos el mercado de derechos de emisión de California como una de nuestras principales ideas en el mercado de materias primas.

Activos

Sin duda, al tener en cuenta todas las clases de activos analizadas aquí, desde las materias primas hasta los bonos, vaticinamos que los mercados revelarán una mayor volatilidad de lo habitual, lo que requerirá reevaluaciones frecuentes de las exposiciones a los factores de la cartera. Adoptamos una perspectiva a largo plazo, a la vez que reconocemos la necesidad de evaluar de forma continua las circunstancias inmediatas.

Enfoque cíclico

Tensión en los mercados laborales de las economías desarrolladas

La mayor contracción económica en la historia moderna ha venido acompañada de la recuperación más rauda, en especial en los mercados laborales (según Haver Analytics). Sin embargo, la recuperación del mercado laboral ha arrojado luces y sombras y se ha revelado desigual tanto internamente como entre las economías de los mercados desarrollados. La medida en que los mercados laborales se ven tensionados y las presiones salariales aumentan —y se trasladan a los precios de consumo— cobra crucial relevancia para las perspectivas de la política monetaria.

Comparamos seis economías de mercados desarrollados para identificar dónde se perciben más tensionados relativamente los mercados laborales. El gráfico 4 muestra las tendencias generales de la tasa de empleo después del estallido de la pandemia; sin embargo, los planes de suspensión temporal de empleo de los gobiernos dificultan las comparaciones entre países. Después de integrar un amplio conjunto de datos sobre la oferta laboral y las fricciones en la búsqueda de empleo, descubrimos que el mercado laboral estadounidense despunta como el que revela mayores tensiones, seguido por Australia y el Reino Unido. Esto concuerda con las intervenciones de los bancos centrales, ya que el Banco de Inglaterra ya ha subido los tipos y la Reserva Federal y el Banco de la Reserva de Australia han señalado que seguirán sus pasos en 2022.

Gráfico 4: Empleo en mercados desarrollados antes y después de la pandemia

La figura 4 es un gráfico de líneas que muestra las tendencias en los niveles de empleo antes y después de la pandemia, indexados a 100 en el cuarto trimestre de 2019, en relación con seis grandes economías desarrolladas. El empleo en Estados Unidos reveló la mayor caída hasta 87 en el segundo trimestre de 2020, y se recuperó hasta casi 97 en el tercer trimestre de 2021. El empleo en los cuatro países más grandes de la zona euro experimentó una caída menos drástica y se recuperó a 100 para el tercer trimestre de 2021. El empleo en Japón y el Reino Unido registró alteraciones menos dramáticas en medio de la pandemia.

 
Fuente: Haver Analytics al tercer trimestre de 2021
*Zona del euro (4) = Francia, Alemania, Italia, España

Existen varias razones por las que EE. UU. despunta. En primer lugar, la respuesta a la pandemia se apoyó más en el seguro de desempleo que en los planes de suspensión temporal de empleo, lo que dio lugar a una menor vinculación laboral. En segundo lugar, según una serie de encuestas, a los hogares estadounidenses les inquieta más la salud, lo que probablemente contribuirá a una mayor caída de la participación en la fuerza laboral. En tercer lugar, un mayor aumento de la riqueza y un sistema de pensiones predominantemente privado sustentan un calendario de jubilación más flexible. Por último, puede que las fricciones en la búsqueda de empleo también desempeñen un papel más importante en los EE. UU. Las altas tasas de teletrabajo exhiben un elevado desajuste geográfico entre dónde se exigen los trabajos y dónde se ofrece el trabajo (véase el gráfico 5).

Gráfico 5: índice de discrepancias en el mercado laboral regional de EE. UU.

La figura 5 es un gráfico lineal que representa un índice de discrepancias en el mercado laboral regional de los EE. UU. (entre dónde están los trabajos y dónde están los trabajadores) desde 2000. El índice oscila entre 0,06 (menor discrepancia) y 0,15 (mayor). El máximo anterior de 0,14 fue durante la recesión provocada por la crisis financiera global, aunque en la pandemia de 2020–2021 se observó que la discrepancia llegó a 0,15 antes de moderarse solo un poco en la segunda mitad de 2021.

 
Fuente: Lazear and Spletzer (2012), Haver Analytics, PIMCO, a agosto de 2021

En consecuencia, la inflación salarial estadounidense también se ha acelerado más que la de otras economías de mercados desarrollados. Por lo pronto, la aceleración salarial sigue concentrándose en los sectores de servicios con salarios más bajos que han presenciado fricciones bastante considerables en materia de búsqueda de trabajo. Sin embargo, el impacto final de los salarios sobre la inflación también dependerá de la productividad, y la productividad del gigante norteamericano ha superado la de los homólogos internacionales.

En una serie de parámetros, los mercados laborales de EE. UU. parecen más tensionados. Ahora bien, tras tener en cuenta la productividad, las presiones inflacionistas relacionadas con el trabajo parecen ser similares en todas las economías de los mercados desarrollados.

Mercados emergentes: desaceleración de la dinámica positiva (momentum), factores idiosincrásicos

Como contribuyentes cruciales a la economía mundial, los mercados emergentes se enfrentan a muchos de los mismos vientos a favor y vientos en contra que los desarrollados, aunque eso suele darse a menudo con factores idiosincrásicos que pueden generar riesgos y oportunidades. Las perspectivas macroeconómicas para los mercados emergentes en 2022 son heterogéneas, con una desaceleración del crecimiento a medida que la recuperación madura y con una inflación superior al objetivo, que sigue aumentando. Si cogemos a todos los países en su conjunto, se observa una fuerte variación en el ritmo de la recuperación dada la dinámica de la COVID-19, la dependencia de las materias primas, la susceptibilidad a las perturbaciones en todo el planeta y los acontecimientos idiosincrásicos específicos de cada país. Estos pueden acentuarse en 2022 si hay una divergencia más acusada en la recuperación de Estados Unidos frente a Europa y China. Prevemos que el crecimiento ponderado por el PIB en cuatro de los principales países emergentes —a saber, Brasil, Rusia, India y México (BRIM)—, se ralentizará hasta el 4,1% interanual en 2022 desde el 7,5% interanual de 2021. La actividad económica podría alcanzar los niveles previos a la pandemia en la primera mitad de 2022.

La inflación sigue representando un factor clave para las perspectivas cíclicas de los mercados emergentes, y registra unos datos generales y subyacentes muy por encima del objetivo. Aunque hay algunos indicios de moderación en el futuro, dadas las recientes tendencias de la producción y la ralentización experimentada en la dinámica positiva del crecimiento, prevemos para 2022 una inflación general en los BRIM del 6,2% interanual, sin cambios en general respecto al 6,2% interanual de 2021, aunque sí habrá riesgos al alza.

La política monetaria de los mercados emergentes podría endurecerse en los próximos trimestres, sobre todo en la Europa emergente y América Latina. Junto con esto, esperamos que el impulso fiscal en los mercados emergentes también revista un carácter de significativa contracción en 2022, ya que el respaldo relacionado con la COVID-19 se retirará y los grandes déficits fiscales de 2020 y 2021 se contendrán para ayudar a estabilizar los ratios de deuda.

En general, la deuda en moneda extranjera de los mercados emergentes podría engrosarse ligeramente en 2022, pero, en nuestra opinión, sigue estando respaldada por unas cuentas de capital generalmente estables, unos regímenes monetarios flexibles y las asignaciones de DEG (derechos especiales de giro) del FMI concedidas en 2021, que apuntalaron las reservas de divisas, especialmente en los países vulnerables de los mercados emergentes. El ciclo de calificación de los mercados emergentes se ha estabilizado desde las revisiones a la baja que se sucedieron al inicio de la pandemia, y constatamos un bajo riesgo de nuevas rebajas en la calificación de la deuda soberana de los mercados emergentes en el horizonte cíclico. En cambio, nos centramos en factores de riesgo específicos de los mercados emergentes, como los comicios en Brasil y Hungría y el resurgimiento de las tensiones entre Rusia y Ucrania.

Proceso de inversión activa de PIMCO

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Perfeccionado a lo largo de 50 años y probado prácticamente en todos los entornos de mercado, el proceso de inversión de PIMCO se fundamenta en nuestros Foros Cíclicos y Seculares. Nuestros profesionales de la inversión, repartidos por todo el mundo, se reúnen cuatro veces al año para debatir y analizar la situación de los mercados y la economía mundial e identificar las tendencias que, en nuestra opinión, tendrán repercusiones importantes para la inversión.

En el Foro Secular, que se celebra con una periodicidad anual, examinamos las perspectivas para los próximos tres a cinco años, lo que nos permite posicionar las carteras de los clientes en previsión de los cambios y las tendencias estructurales de la economía mundial. Creemos que la diversidad de ideas mejora los resultados de inversión y por eso invitamos a distinguidos ponentes –nobeles de Economía, políticos, inversores e historiadores– que aportan una valiosa perspectiva multidimensional a nuestros debates. También fomentamos la participación activa del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por expertos en asuntos económicos y políticos de renombre mundial.

En los foros cíclicos, que se celebran tres veces al año, nos centramos en las perspectivas para los próximos seis a doce meses y analizamos la dinámica del ciclo económico en los principales mercados desarrollados y emergentes. Nuestro propósito es detectar potenciales cambios en las políticas monetarias y fiscales, las primas de riesgo y las valoraciones relativas que determinan el posicionamiento de nuestras carteras.

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