Prevailing under pressure
Perspectivas cíclicas

Prevaleciendo bajo presión

Ahora que los rendimientos son más altos, creemos que los bonos ofrecen un valor convincente en este entorno macroeconómico desafiante.

El Autor

Tiffany Wilding

Economista en la región de Norteamérica

Andrew Balls

CIO Global Fixed Income

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LEER PERSPECTIVAS

Perspectivas económicas

Se trata de un periodo crucial tanto para los inversores como para las autoridades políticas.

Las tensiones geopolíticas, la elevada volatilidad del mercado y el endurecimiento de los bancos centrales a un ritmo más acelerado que hemos visto en las últimas décadas representan importantes escollos económicos que contribuyen a un entorno excepcionalmente incierto. Analizamos estos y otros factores en profundidad en nuestro Foro cíclico de septiembre en Newport Beach.

Llegamos a la conclusión de que los mercados desarrollados probablemente entrarán en recesión y que los elevados niveles de inflación persistirán. Los bancos centrales se hallan en una situación complicada, ya que deben lidiar con la inflación cuando el crecimiento está muy deteriorado.

En nuestra opinión, este panorama justifica un posicionamiento cauto y flexible en las carteras; sin embargo, el aumento de los rendimientos está incrementando el atractivo de la renta fija. Los inversores podrían obtener ingresos más sustanciales, al tiempo que refuerzan sus carteras en un contexto de volatilidad del mercado. Examinamos los argumentos a favor de los bonos —y analizamos otras clases de activos— en el apartado sobre repercusiones para la inversión que figura más adelante.

Mientras trabajábamos para estas y otras conclusiones, nos recordábamos el concepto de incertidumbre radical, donde la incertidumbre no se puede cuantificar por distribuciones estadísticas o resultados promedio ponderados por la probabilidad, sino que es insuperable y representa muchas incógnitas. " En consecuencia, aunque discutimos las previsiones puntuales de crecimiento e inflación, coincidimos en que el abanico de resultados posibles es especialmente amplio.

Sin embargo, hay una cosa de la que estamos seguros: Tomando prestado el índice de miseria de Arthur Okun (creado en la década de 1960), que suma las tasas de inflación y desempleo para caracterizar los resultados económicos, la miseria está aumentando para los bancos centrales y los responsables políticos (véase el gráfico 1).

Gráfico 1: Miseria macroeconómica (tasas de inflación y desempleo combinadas) en los mercados desarrollados a niveles máximos desde los años 80

El gráfico de líneas del índice de miseria muestra la suma de la inflación y el desempleo (ambos parámetros medidos individualmente en forma de porcentaje) de cinco economías desarrolladas desde enero de 1970 hasta septiembre de 2022. Dos puntos máximos destacados, 20 en 1975 y 18 en 1982, indican períodos de gran miseria económica. Desde principios de la década de 1980, se observa una trayectoria bajista en general, que toca suelo en noviembre de 2019 (nivel de 6). A continuación, tiende bruscamente al alza, con un repunte alrededor del estallido de la pandemia de la COVID-19, seguido de un breve descenso y, con posterioridad, un nuevo aumento pronunciado. El índice de miseria rozó la cota de 13 en el tercer trimestre de 2022.

 
Fuente: Haver Analytics, Arthur Okun y cálculos de PIMCO a septiembre de 2022. El índice misery muestra la suma de la inflación y las tasas de desempleo. Los datos de mercado desarrollados abarcan el área de EE. UU., Reino Unido, Japón, Canadá y Europa.

Condiciones de partida

Para entender lo que esta miseria podría significar para las economías, los mercados y los inversores, es útil recordar las condiciones iniciales y la evolución reciente desde nuestro último Foro Cíclico de marzo. La guerra en Ucrania acababa de empezar, y aunque las perspectivas eran muy inciertas, elaboramos cinco conclusiones clave para el camino por delante. En primer lugar, la guerra fue un shock económico "anti-goldilocks", en el que la aceleración de la inflación estaría acompañada de un crecimiento real del PIB más lento (o incluso negativo). En segundo lugar, dada la repercusión en las cadenas de suministro, era probable que se produjera un crecimiento no lineal y respuestas a la inflación. En tercer lugar, la relativa dependencia de la Unión Europea (UE) de la energía rusa probablemente conllevaría mayores divergencias económicas en cuanto a regiones. Cuarto, las condiciones financieras se estrecharían, ya que era probable que los bancos centrales se centrasen en luchar contra la inflación en vez de apoyar el crecimiento. Y en quinto lugar, con los niveles de inflación y deuda pública ya elevados como consecuencia de la pandemia, la respuesta fiscal al choque sería probablemente limitada. (Consulte nuestras Perspectivas Cíclicas de marzo de 2022: “Anti-goldilocks")."

Desde entonces, el entorno macroeconómico ha evolucionado, por lo general, en consonancia con estas conclusiones. No obstante, las perturbaciones se han revelado mucho más pronunciadas en varios aspectos cruciales. Los trastornos económicos derivados de la guerra se han intensificado. Las sanciones occidentales y la respuesta de Rusia de limitar, e incluso más recientemente de interrumpir, el suministro de gas a Europa a través de varios gasoductos tendrán probablemente considerables repercusiones económicas. Las presiones inflacionarias parecen más enquistadas, no solo en Estados Unidos, sino en un conjunto de regiones. Y la voluntad de los bancos centrales por atajar la inflación se ha traducido en un endurecimiento de las condiciones financieras mucho más significativo (especialmente en Estados Unidos, debido a la fortaleza del dólar).

También se han producido algunos acontecimientos imprevistos desde marzo. El crecimiento chino se estancó inesperadamente, ya que diversas medidas para combatir el COVID-19 y un enfoque poco sistemático de la flexibilización de las políticas pesaron sobre la actividad. Las políticas fiscales en varias regiones son ahora más divergentes, ya que el Reino Unido y la zona euro están implementando medidas para dar un mayor apoyo a la demanda. De hecho, los esfuerzos por amortiguar el impacto del aumento de los precios de la energía en los consumidores y las empresas se han convertido en la principal prioridad política de estos gobiernos. En el Reino Unido, a finales de septiembre se anunció un amplio paquete fiscal que, entre otras cosas, reduciría los impuestos de forma generalizada y limitaría los costes energéticos de los hogares, lo que supondría aproximadamente entre un 4% y un 5% del PIB sólo en el primer año. Mientras tanto, varios países dentro de la zona euro también se han unido a este tipo de iniciativas expandiendo el gasto del gobierno limitando los costes de la energía, e implementando transferencias fiscales y subsidios en un esfuerzo por reducir los efectos negativos en los ingresos discrecionales de mayores costes energéticos. Recientemente, el gobierno alemán propuso un mecanismo para limitar los precios de la energía, cuyo coste se estima en un 5% del PIB. Sin embargo, para estar seguros, las cantidades de gasto agregadas en toda la zona del euro todavía no parecen acercarse al tamaño de lo que se está proponiendo en el Reino Unido.

Perspectivas: una creciente miseria macroeconómica

Estos acontecimientos supondrán un lastre para la economía mundial y, en nuestra opinión, son tres las repercusiones principales para las perspectivas del próximo periodo de 6 a 12 meses:

En nuestro reciente Foro cíclico trimestral —que, una vez más, se celebró principalmente de forma virtual—, los profesionales de inversión de PIMCO coincidieron inmediatamente en lo siguiente: la invasión rusa de Ucrania, las consiguientes sanciones impuestas y las fluctuaciones de los mercados de materias primas añaden una nueva dosis de incertidumbre a lo que eran ya unas perspectivas inciertas sobre la economía y los mercados financieros antes del estallido de esta guerra tan espantosa.

En un primer momento, consideramos pertinente recordar el principio de incertidumbre radical o knightiana, el cual ha sido un tema recurrente en las conversaciones de PIMCO a lo largo de los años. A diferencia del riesgo, que puede cuantificarse mediante la asignación de probabilidades a los resultados sobre la base de experiencias o análisis estadísticos, la incertidumbre no puede medirse y representa las «incertidumbres incognoscibles». Por lo tanto, en un entorno totalmente incierto, unas previsiones puntuales detalladas no resultan muy útiles a la hora de definir una estrategia de inversión. Así pues, nuestras conversaciones sobre las perspectivas macroeconómicas adquirieron un perfil de más alto nivel de lo habitual, al ser conscientes del amplio abanico de escenarios potenciales y de la posible falta de linealidad y cambios bruscos de régimen en la economía y los mercados financieros.

Pese a los numerosos interrogantes, formulamos cinco conclusiones principales con respecto a las perspectivas cíclicas para el próximo periodo de seis a doce meses que, en nuestra opinión, son las más importantes para los inversores en estos momentos. Analizaremos las consecuencias seculares a más largo plazo de la situación actual en nuestro próximo Foro secular en mayo.

1) La recesión es el escenario más probable; el desempleo aumentará

La recesión y las mayores tasas de desempleo en los grandes mercados desarrollados (MD), sobre todo en la zona euro y el Reino Unido, parecen bastante probables pese a los continuos esfuerzos de los gobiernos por apuntalar sus economías.

La agitación geopolítica ha alentado a Rusia a reducir enormemente, e incluso a interrumpir, el suministro de gas a Europa a través de varios gasoductos, la mayor fuente de importaciones de energía en Europa. Si bien la zona euro ha respondido con planes de racionamiento no obligatorios, mayores importaciones de gas procedentes del resto del mundo y medidas fiscales para repartir la carga, los ciudadanos europeos siguen afrontando precios récord del gas (y la amenaza de un racionamiento obligatorio en caso de que el invierno sea más frío de lo normal), lo que a su vez podía reducir los ingresos reales discrecionales, provocar que gran parte de la actividad manufacturera resulte antieconómica y elevar los costes en las cadenas de suministros mundiales.

Si bien los vínculos comerciales directos entre Rusia y otros grandes mercados no europeos son más limitados, las perturbaciones probablemente tendrán un efecto indirecto en el Reino Unido, Estados Unidos y otros MD, ya que la producción industrial europea y los intercambios comerciales se verán obstaculizados. El Reino Unido parece especialmente vulnerable, pese a los estímulos fiscales centrados en proteger a los hogares del aumento de los costes energéticos, sus estrechos lazos con Europa y una dependencia más general de las importaciones de energía y electricidad.

Como hemos aprendido de la pandemia, la escasez de pequeños componentes de valor añadido puede tener grandes efectos.

Entretanto, el PIB real de Estados Unidos también experimentará seguramente un periodo de modesta contracción, lo que empujará el desempleo por encima de algunas estimaciones de la tasa NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de la tasa de inflación, que ronda el 4% según la Oficina Presupuestaria del Congreso). La robusta producción de energía nacional permite a Estados Unidos aislarse en cierto modo de la crisis energética que azota a Europa y el Reino Unido. No obstante, los deteriorados flujos comerciales europeos y las perturbaciones en las cadenas de suministro tienen un efecto estanflacionario que probablemente supondrá un lastre para la economía estadounidense. Estados Unidos está lidiando además con uno de los endurecimientos de las condiciones financieras más acelerados desde la crisis financiera de 2008, un deterioro del sentimiento de tanto consumidores y empresas y una elevada incertidumbre; todos estos factores incrementan el riesgo de un aterrizaje más brusco para la economía estadounidense. Aunque solo el 3% de las aportaciones para el conjunto de bienes y servicios consumidos en Estados Unidos proceden de Europa (según los datos sobre comercio de productos de valor añadido de la OCDE de febrero de 2021), la pandemia ha demostrado cómo la escasez de pequeños componentes de valor añadido puede tener grandes consecuencias en las cadenas de suministro. La vulnerabilidad del sector químico alemán, de crucial relevancia para un abanico de productos como fertilizantes, componentes industriales y automóviles, resulta especialmente preocupante. Se prevé que todas estas perturbaciones lastren la rentabilidad corporativa, limiten la inversión y, en última instancia, catapulten la tasa de desempleo estadounidense.

Por último, aunque no anticipamos una recesión en China, sí observamos algunos riesgos bajistas para el crecimiento real derivados por la implementación de políticas de «covid cero» del país y la recesión en el sector inmobiliario. Las menores exportaciones a Estados Unidos, Europa y otras economías desarrolladas también deberían suponer un importante obstáculo para las autoridades políticas chinas en su esfuerzo por mantener los objetivos de crecimiento fijados, a pesar del cierto aumento de los flujos comerciales con Rusia.

Pese a estas perspectivas complicadas, nuestra previsión central apunta a recesiones relativamente poco profundas en los principales MD, dado que 1) los balances de los hogares y del sector privado han mantenido su fortaleza, en términos medios; 2) las restricciones de deuda son menos vinculantes en entornos inflacionarios; y 3) hasta la fecha, el rápido endurecimiento de las condiciones financieras no se ha traducido en tensiones en el sistema bancario o el mercado de financiación. Ahora bien, el reciente endurecimiento de las condiciones financieras mundiales tras los anuncios fiscales en el Reino Unido sirve como recordatorio de los vínculos entre las economías reales y los mercados financieros, así como de los riesgos de que una convulsión en el mercado financiero pueda desembocar en recesiones más graves en los principales MD.

2) La inflación se resiste a bajar

Las tasas de inflación subyacente que superan los objetivos de los bancos centrales parecen ahora más enquistadas y, aunque la inflación general podría acabar moderándose de manera significativa durante nuestro horizonte cíclico, ahora parece que tardará más tiempo en hacerlo.

Los consumidores probablemente sentirán el golpe de los elevados precios de la energía y electricidad en diferentes grados en la zona euro y el Reino Unido, ya que los gobiernos tratan de mitigar e incluso poner un tope al traslado de los precios mayoristas a los usuarios finales. La relajación de los precios mundiales del petróleo podría ayudar a reducir la inflación general en el resto del planeta, como en Estados Unidos, Canadá y Australia. Desde luego, anticipamos una significativa moderación de la inflación general en la mayor parte de las regiones en nuestro horizonte cíclico. No obstante, parte de esa moderación prevista se basa en una hipótesis técnica, puesto que utilizamos las curvas de futuros de energía para pronosticar la inflación de la energía. Como la mayoría de las previsiones, las perspectivas sobre los precios energéticos a escala mundial parecen estar rodeadas de una mayor incertidumbre de lo normal, dado que las recesiones de los MD podrían coincidir con las restricciones de suministro procedentes no solo de la guerra en Ucrania, sino también de la transición mundial desde fuentes de energía contaminantes a no contaminantes.

Y más importante aún, la elevada inflación subyacente empieza a parecer más enquistada. El repunte de la inflación ya no solo se limita a las categorías afectadas por las perturbaciones mundiales en la producción de bienes ligadas a la pandemia, sino que afecta también a los componentes de la cesta de precios que suelen revelar un carácter más cíclico, como el alojamiento y los servicios. En efecto, los datos de inflación persistente (o «pegajosa» en la jerga financiera anglosajona) se han acelerado en general en los principales MD, sobre todo en Estados Unidos (véase el gráfico 2). Además, las medidas de las expectativas de inflación a largo plazo han sido generalmente más altas en los últimos dos años (véase el gráfico 3), mientras que las bajas tasas de desempleo han impulsado los salarios. Este es precisamente el caso de Estados Unidos, donde las presiones salariales han pasado de limitarse a los sectores de servicios de reducidas cualificaciones y bajos salarios hasta abarcar todo un abanico de sectores, profesiones y niveles de cualificación.

Si bien nuestro escenario central sugiere que la inflación tardará más tiempo en descender de lo que los bancos centrales habían esperado últimamente, los riesgos bajistas para las perspectivas de crecimiento real también apuntan a una incertidumbre inflacionaria más elevada de lo habitual y a una posibilidad no muy remota de una crisis desinflacionaria más pronunciada.

Gráfico 2: La inflación subyacente resulta mucho más enquistada, o «pegajosa», en varios mercados desarrollados

El gráfico de líneas muestra las persistentes tasas de inflación de los precios de los países centrales desde junio de 2001 hasta julio de 2022 en Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la zona euro. El concepto de inflación «pegajosa» se define debajo del gráfico. Las regiones muestran un significativo repunte del IPC «pegajoso», primero en el Reino Unido a finales de 2020 y después en el resto de países a principios de 2021. A 31 de julio de 2022, el IPC «pegajoso» en Estados Unidos ascendía al 6,5%, lo que supone un aumento desde un nivel inferior al 2% a principios de 2021. En la zona euro, la cifra aumentó al 4,7% a finales de julio, un incremento desde el 0,7% aproximadamente a finales de 2020. El gráfico también muestra cómo la inflación «pegajosa» en todas las regiones se ha desviado recientemente del rango normal exhibido durante cerca de dos décadas.

 
Fuente: Haver Analytics y cálculos de PIMCO a septiembre de 2022. Las cestas de precios "pegajosas" se construyen utilizando las categorías menos volátiles de cada país/región de 2012 a 2019. La metodología se basa en la investigación de Michael F. Bryan y Brent Meyer, "Are some prices in the CPI more forward looking than others? We think so" (Banco de la Reserva Federal de Cleveland, 2010).

Figura 3: Las expectativas de inflación a largo plazo han sido generalmente más altas

El gráfico de líneas muestra las expectativas de inflación desde mediados del año 2000 hasta el tercer trimestre de 2022 en Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la zona euro. En todos los casos, se observa un aumento desde los mínimos marcados durante el estallido de la pandemia. Las expectativas de inflación a cinco años en Canadá (4%) y el Reino Unido (3,1%) son las más elevadas al final del gráfico. En términos históricos, estas dos medidas son las más elevadas del gráfico a lo largo del tiempo, y las más volátiles del grupo, con máximos y mínimos más pronunciados. Las otras tres medidas de inflación muestran unas trayectorias más modestas y reducidas con el tiempo, seguidas de un aumento más reciente. Las expectativas de inflación a 10 años en Estados Unidos describen una trayectoria relativamente más plana durante el periodo y alcanzaron un 2,8% recientemente, lo que supone un aumento desde el mínimo del gráfico de alrededor del 2,3% a finales de 2019. Las expectativas de inflación estadounidense a 10 años se sitúan en el 2,8%, un incremento desde el 2% aproximadamente observado en septiembre de 2020. Las expectativas en la zona euro, la línea más baja en el gráfico, se situaron en el 2,2% en el tercer trimestre de 2022, lo que representa un aumento desde el 1,6% observado en septiembre de 2020. 

 
Fuente: Haver Analytics a septiembre de 2022. Datos de EE. UU. (EE. UU. de Michigan): Expectativas de inflación del consumidor a 5–10 años de la Universidad de Michigan. Datos de Canadá: Encuesta del Banco de Canadá sobre las expectativas del consumidor con 5 años de anticipación. Datos de EE. UU. (SPF): Encuesta a los pronósticos profesionales con 10 años de anticipación sobre las expectativas de inflación del IPC. Datos del Reino Unido: Actitudes de inflación del Banco de Inglaterra Encuesta con 5 años de anticipación sobre las expectativas del consumidor. Datos de la zona euro: Encuesta del BCE sobre las expectativas de inflación a largo plazo de los pronósticos profesionales.

Tal vez lo más preocupante para los bancos centrales sea que la inflación elevada y en aumento se ha producido en un contexto de esfuerzos seculares para aumentar la resiliencia de las cadenas de suministro y la transición a fuentes de energía verde (véase nuestra publicación de junio de 2022 Perspectivas Seculares: "En busca de resiliencia"). A la larga, los precios más altos deberían constituir un fuerte incentivo para la innovación, pero las implicaciones cíclicas son unos costes más elevados que tienden a impedir que la inflación de los precios al consumo vuelva a niveles inferiores, anteriores a la pandemia.

3) Política monetaria: un mayor endurecimiento durante más tiempo

La combinación de una tasa de desempleo más elevada y una inflación obstinadamente por encima del objetivo ha situado a los bancos centrales en una posición espinosa, pero sus intervenciones hasta la fecha sugieren que están firmemente decididos a reducir la inflación. El riesgo de que una mayor inflación contribuya a un aumento de las expectativas de inflación y así sucesivamente parece más pronunciado en el contexto de unas tendencias inflacionarias más persistentes que unas meras perturbaciones de la oferta relacionadas con la pandemia. Y dado que la inflación está adquiriendo un carácter más generalizado, resulta mucho menos clara la posibilidad de que la inflación acabe moderándose por sí sola sin un endurecimiento monetario adicional que sitúe los tipos de interés reales por encima de sus niveles neutrales. Hasta la fecha, los tipos de interés han permanecido en cotas reducidas, a pesar del endurecimiento general de las condiciones financieras, lo que justificaría nuevas subidas de los tipos nominales.

El Banco Central Europeo (BCE) afrontará a buen seguro el dilema más difícil entre empleo e inflación, aunque oficialmente solo tiene como mandato la estabilidad de precios. De entre las principales economías, la zona euro es la más perjudicada por el estallido de la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, y probablemente sufrirá la mayor contracción del PIB. No obstante, dada la escasa probabilidad de que las sanciones occidentales (y las interrupciones en el suministro energético por parte de Rusia) vayan a desaparecer en un futuro cercano, el BCE seguramente tendrá que orientar la política monetaria hacia una restricción de la demanda para hacer frente a estas nuevas limitaciones en la oferta. Cierto, las estimaciones europeas del tipo de interés real neutral lo sitúan muy por debajo de otros mercados desarrollados, lo que sugiere que el BCE lo tendrá más fácil para pasar a una política monetaria de corte restrictivo.

La Reserva Federal, el Banco de Inglaterra (BoE), el Banco de Canadá (BoC) y los bancos centrales de otros MD afrontan dilemas parecidos. Sin embargo, dado que la inflación se sitúa muy por encima de sus objetivos a largo plazo, la subida de tipos será probablemente la medida que adopten las autoridades políticas en su esfuerzo por lograr una postura restrictiva (sobre todo en el Reino Unido, donde prevemos que el BoE ajuste la política monetaria para contrarrestar las recientes medidas fiscales) para luego mantener los tipos inalterados hasta que la inflación descienda significativamente hacia el objetivo. En Estados Unidos, anticipamos que la Fed aumentará su tipo oficial hasta el rango del 4,5%–5% y luego hará una pausa para evaluar el impacto del endurecimiento en la economía (al reconocer que la política monetaria afecta a la economía con desfases prolongados y variables).

La magnitud de las subidas de tipos en los MD para proporcionar unas condiciones financieras lo suficientemente restrictivas dependerá de la sensibilidad de las respectivas economías a los tipos de interés. Si nos atenemos a la reciente evolución del mercado de la vivienda, los bancos centrales de Canadá, Australia y Nueva Zelanda podrían alcanzar un punto en el que hacer una pausa antes que Estados Unidos y, especialmente, el Reino Unido. En este país, como consecuencia de la anunciada expansión fiscal, el destino final del tipo oficial del BoE podría ser muy superior al de otros bancos centrales de los MD, a pesar de que el BoE ha optado recientemente por dejar de lado la reducción del balance para volver a ampliarlo con el fin de mitigar los riesgos sistémicos para el sistema de pensiones británico procedente del rápido movimiento de los tipos de interés a más largo plazo.

Con una inflación que se sitúa muy por encima de los objetivos a largo plazo, es probable que sean apropiadas nuevas subidas de tipos, ya que los responsables de la política económica tratan de lograr una postura restrictiva.

El Banco de Japón (BoJ) representa una excepción en estas previsiones, puesto que la inflación en Japón se ha mantenido sorprendentemente modesta hasta la fecha. Si la dinámica inflacionaria de Japón acaba siguiendo la estela de sus homólogos internacionales, prevemos que el BoJ adapte su política en consecuencia. No obstante, por ahora, dada la continua atonía de las presiones salariales, el BoJ probablemente seguirá centrándose en estabilizar las expectativas de inflación niponas, que se han adaptado a unos niveles de inflación persistentemente por debajo del objetivo durante muchos años.

No hace falta decir que estas perspectivas sobre la política monetaria también conllevan el riesgo de un aterrizaje brusco. Si bien nuestro escenario central sugiere una recesión superficial, el riesgo de convulsiones o «accidentes» en los mercados financieros o de interrupciones repentinas en los mercados de deuda será más elevado en un entorno en el que los bancos centrales, provistos de contundentes herramientas de tipos de interés y balances, se verán obligados a ralentizar la demanda. Estos efectos secundarios resultan difíciles de predecir, puesto que los vínculos sistemáticos en los mercados financieros solo resultan obvios con posterioridad, cuando los mercados ya se encuentran bajo presión.

La próxima recesión: poco profunda pero más duradera

Aunque nuestra hipótesis central sugiere que los MD afrontarán recesiones poco profundas, también prevemos que el crecimiento no repuntará con rapidez hasta alcanzar un ritmo superior a la tendencia. Dado que la inflación se sitúa muy por encima de los objetivos de los bancos centrales, y los déficits presupuestarios y el nivel de endeudamiento pospandémicos son ahora significativamente más elevados, la respuesta fiscal será menos enérgica, lo que a su vez se traducirá en un crecimiento lento y por debajo de la tendencia durante un tiempo después del periodo de contracción. El índice de miseria, incluso cuando alcance su punto álgido, podría tardar algún tiempo en llegar a un nivel más favorable, puesto que el descenso de la inflación se verá contrarrestado por el aumento del desempleo.

Si bien anticipamos que las medidas de relajación fiscal en Europa y el Reino Unido amortiguarán el golpe en sus economías en un contexto de recesión, probablemente serán insuficientes para evitar la recesión, en vista de la probable respuesta de los bancos centrales a las nuevas presiones inflacionarias, ni lograrán impulsar el crecimiento hasta un nivel superior a la tendencia con posterioridad. Mientras tanto, en Estados Unidos solo parece probable un apoyo fiscal adicional muy reducido a corto plazo, dadas las preocupaciones de ambos partidos políticos por la elevada inflación.

Estas perspectivas fiscales, combinadas con la postura restrictiva de los bancos centrales, no resultan especialmente favorables para el crecimiento cíclico. . La crisis sanitaria ilustró, sin lugar a dudas, que la inflación no es solo un fenómeno monetario, sino también fiscal.

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Repercusiones para la inversión

Teniendo en cuenta mayores rendimientos en toda la curva de tipos de interés, creemos que los argumentos a favor la renta fija son ahora más contundentes. En nuestra opinión, esperamos rentabilidades en los mercados de renta fija de alta calidad mucho más coherentes con sus medias a largo plazo, y creemos que el tramo corto de las curvas de tipos de la mayoría de los mercados ya descuentan un suficiente endurecimiento monetario. Identificamos numerosas oportunidades para aprovechar este creciente valor en los mercados de renta fija. Por ejemplo, los inversores podrían combinar la exposición a los rendimientos de referencia de alta calidad —los cuales han aumentado de forma notoria en el último año— con la exposición a determinados sectores de diferenciales de alta calidad, así como añadir alfa potencial a través de la gestión activa. Consideramos que el potencial de rentabilidad resulta atractivo, y que muchos inversores podrían salir beneficiados en el horizonte cíclico si vuelven a apostar por la renta fija.

Creemos que ahora se puede esperar que los mercados de renta fija de alta calidad ofrezcan rentabilidades mucho más coherentes con los promedios a largo plazo.

Por otro lado, además del mayor potencial de ingresos, los rendimientos se sitúan en niveles lo suficientemente elevados como para ofrecer ganancias de capital potenciales en caso de unos resultados de crecimiento e inflación más reducidos de lo previsto o de una mayor flaqueza del mercado de renta variable. Anticipamos el retorno de unas correlaciones negativas más normales entre los bonos de alta calidad y las acciones, lo que mejorará las características de cobertura de los bonos core de calidad, cuyo valor suele aumentar cuando las acciones tienden a la baja. Asimismo, los mayores rendimientos que ofrecen los mercados de renta fija en la actualidad podrían ayudar a compensar a aquellos que optan por esperar a que este periodo de incertidumbre y posiblemente mayor volatilidad llegue a su fin.

Sin duda, si la inflación sigue resistiéndose a bajar como vaticinamos, los bancos centrales se verán obligados a acometer unas subidas de tipos más contundentes de lo que se descuenta actualmente, y si las recesiones son tan poco profundas como prevemos, las autoridades políticas tardarán en recortar los tipos en un esfuerzo por impulsar el crecimiento. El «put» de los bancos centrales (o la garantía de que actuarán en caso necesario, en terminología de las opciones) está «out of the money» que en los 10 o 20 últimos años, por lo que sería más arriesgado de lo habitual asumir que los bancos centrales adoptarán políticas para impulsar unos mercados tambaleantes. Esto podría venir acompañado de dolorosas lecciones para los participantes del mercado que tratan de «comprar en periodos bajistas» (es decir, comprar activos en el nivel mínimo de un ciclo de precios) en los activos más sensibles a la economía. Un enfoque a más largo plazo debería ayudar a los inversores a navegar la incertidumbre.

Sin embargo, un cambio claro en la trayectoria de la inflación podría provocar un giro brusco hacia la preocupación por el crecimiento y la estabilidad del mercado. Aunque nuestra expectativa es que se restablezca la descorrelación característica entre renta variable y renta fija, vemos un riesgo particular de que, en caso de una mayor dislocación macro/de mercado, se produzca una normalización abrupta de la correlación entre los mercados de renta fija y de renta variable, lo que aumenta los riesgos para las carteras que carecen de la flexibilidad y la resistencia necesarias para soportar la transición.

Estrategias de bonos core

En las carteras de renta fija core estamos preparados para tomar la decisión activa y deliberada de reducir el riesgo en toda una serie de factores y mantener algo de liquidez. La gestión de la liquidez siempre es importante, pero es especialmente importante en un entorno de mercado difícil y altamente incierto. En consonancia con nuestras perspectivas seculares, trataremos de mantener carteras que sean resilientes en una variedad de resultados económicos, geopolíticos y de mercado.

Detectamos un valor incipiente en la duración de elevada calidad y en los activos de diferenciales de crédito de alta calidad. En el horizonte cíclico, esperamos contar con buenas oportunidades para añadir riesgo en las carteras a través de nuestro posicionamiento en duración y diferenciales de crédito, aunque, a corto plazo, insistimos en la necesidad de extremar la precaución en ambos frentes.

En cuanto a la duración, prevemos mantener los niveles cerca de su nivel neutral en las carteras con índices de referencia.. Dados los riesgos de inflación a corto plazo, en algunos casos podríamos optar por pequeñas infraponderaciones en duración, aunque, en general, nuestra convicción en duración es reducida: creemos que se podría obtener rentabilidades atractivas en los mercados de renta fija sin exponer las carteras a un excesivo riesgo de tipos de interés. Consideramos que Japón constituye un caso especial, y creemos conveniente posicionar algunas de nuestras estrategias de cara al abandono eventual del BoJ de las medidas de control de la curva de tipos.

Bonos de titulización hipotecaria (MBS)

Esperamos contar con posiciones sobreponderadas en MBS de agencias, con énfasis en las hipotecas de cupones más altos (frente a las de menores cupones) por valoraciones y la gran cantidad de MBS de cupones más bajos que tiene en su balance la Fed. Los MBS de agencias son activos con calificación AAA que brindan unos diferenciales de crédito relativamente atractivos, unos elevados niveles de resiliencia y una buena liquidez. Si bien existe el riesgo de que la Reserva Federal empiece en algún momento a vender las hipotecas de bajo cupón en su balance como parte de su proceso de endurecimiento cuantitativo (en lugar de limitar simplemente el importe del principal reinvertido), no creemos que ese riesgo sea muy probable dado el complicado entorno cíclico actual.

Crédito público y privado y productos estructurados

En cuanto a los activos de crédito, trataremos de hallar un equilibrio entre la prudencia a corto plazo en el entorno actual, habida cuenta de la incertidumbre y los riesgos de recesión, y un énfasis a largo plazo en activos resilientes y de elevada calidad que podrían experimentar de nuevo una cierta ampliación de los diferenciales, aunque creemos que es muy improbable que se produzcan impagos. Esto incluye una variedad de activos de productos estructurados de alta calidad, deuda con calificación «investment grade» de alta calidad, sector financiero de alta calidad e incluso algunas compañías de alto rendimiento que creemos que tienen suficiente resiliencia del balance sobre una variedad de resultados económicos adversos. En general esperamos infraponderar el crédito corporativo genérico en nuestras carteras.

Nos esforzaremos por evitar áreas de los mercados de crédito que sean muy sensibles al ciclo económico. Esto incluye exposiciones corporativas de mercados emergentes más débiles, bank loans con calificaciones más bajas y segmentos del mercado de crédito privado en los que los prestatarios de menor calidad probablemente se enfrentarán al impacto directo de los mayores tipos de interés oficiales de los bancos centrales a través de mayores costos de servicio de deuda, que probablemente estarán acompañados de un deterioro del poder de los beneficios.

Creemos que la volatilidad prevista en la economía real y los mercados financieros ofrecerá oportunidades atractivas a los inversores pacientes y con nuevo capital. La brecha entre las valoraciones de los activos privados y públicos sigue siendo extrema, pero conforme los mercados privados se ajustan y los desafíos resultan más aparentes en los segmentos de crédito corporativo e inmobiliario, deberían surgir oportunidades para generar rentabilidades potencialmente exorbitantes. Esta es una de nuestras ideas de mayor convicción.

Divisas y mercados emergentes

En el mercado de divisas, probablemente intentaremos evitar posiciones significativas en el dólar estadounidense, y hallar un equilibrio entre la cara valoración del dólar americano —prevemos que el valor del dólar alcanzará máximos en los próximos trimestres— y el continuo riesgo de un movimiento de huida a la calidad en un entorno de desaceleración del crecimiento mundial. Ahora bien, esperamos encontrar oportunidades para llevar a cabo operaciones de valor relativo en otras divisas.

Mostraremos prudencia en las exposiciones a los mercados emergentes (ME) en esta etapa del ciclo económico y en vista de la incertidumbre que rodea el destino final de los tipos de interés de la Fed. No obstante, las inversiones en los ME ofrecen un vasto abanico de oportunidades. Los elevados tipos de interés reales y la considerable prima de rendimiento con respecto al crédito de los mercados desarrollados podrían amortiguar en cierta medida la continua volatilidad política y geopolítica. También creemos que un subconjunto de países emergentes ofrecen valor idiosincrásico, y esto permite que un enfoque de gestión activa saque partido de las divergentes trayectorias en los ME en sus esfuerzos por amortiguar las perturbaciones procedentes de las economías desarrolladas y China.

Materias primas y bonos ligados a la inflación

Los mercados de materias primas siguen situándose en el epicentro de los desafíos a los que se enfrentan los mercados en general. Dicho esto, las materias primas podrían ofrecer una potente cobertura frente a los riesgos de inflación.

Las fuerzas opuestas de unas economías en proceso de ralentización y unas continuas restricciones en la oferta provocan una significativa incertidumbre en torno a las perspectivas de los precios de las materias primas. Una caída precipitosa en los suministros de gas natural no solo ha sido un catalizador poderoso para la inflación de los consumidores, sino que también ha pasado directamente a otros mercados de materias primas como el carbón, los metales comunes, el petróleo y los fertilizantes, cuyo último aumenta el coste para los agricultores y reduce los incentivos para expandir la superficie de cultivo. Si bien la capacidad de Rusia para conmocionar los mercados del gas y la electricidad ha disminuido, dada la ya importante caída de los suministros, las próximas sanciones al comercio de petróleo, incluidas las restricciones a los seguros de transporte, tienen el potencial de obligar a los suministros rusos a bajar aún más. Con la capacidad sobrante de la OPEP+, cerca del nivel más bajo de los últimos 20 años, cualquier pérdida de suministros rusos sería un apoyo para los precios del petróleo a partir de aquí. Los índices de materias primas, como el índice Bloomberg Commodity Index, actualmente ofrecen un carry positivo superior al 10% a septiembre de 2022 (lo que significa que las curvas forward ya están descontando una considerable disminución de los precios de las materias primas en el horizonte cíclico). Dada la contribución de las materias primas a la inflación general y su influencia en la política de los bancos centrales, el caso de tener exposición a materias primas como cobertura para los riesgos de inflación rara vez ha sido más fuerte.

También seguimos convencidos de que una modesta asignación a los valores del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS) a más largo plazo podría ayudar a cubrir la inflación a valoraciones razonables.

Asignación de activos y renta variable

En nuestras carteras de asignación de activos esperamos infraponderar el riesgo a renta variable en general. Vemos un riesgo a la baja para los mercados mundiales de renta variable, dadas las valoraciones iniciales y las expectativas de beneficios ya que creemos que aún no representan plenamente el aumento de costes de financiación y el aumento del riesgo de recesión. Anticipamos que los múltiplos de beneficios se reduzcan, así como los beneficios por acción (EPS) Las empresas tienen que navegar un entorno extremadamente difícil en el que la demanda se desvanece lentamente y persiste la presión de los costes, amenazando una contracción de los márgenes. En este entorno, esperamos infraponderar sectores más cíclicos y favorecer a aquellas empresas de alta calidad con valoraciones razonables que tienen balances limpios y están expuestas a sectores más defensivos.

Proceso de inversión activa de PIMCO

Propulsado por ideas, probado durante décadas

Sobre nuestros foros

Perfeccionado a lo largo de 50 años y probado prácticamente en todos los entornos de mercado, el proceso de inversión de PIMCO se fundamenta en nuestros Foros Cíclicos y Seculares. Nuestros profesionales de la inversión, repartidos por todo el mundo, se reúnen cuatro veces al año para debatir y analizar la situación de los mercados y la economía mundial e identificar las tendencias que, en nuestra opinión, tendrán repercusiones importantes para la inversión.

En el Foro Secular, que se celebra con una periodicidad anual, examinamos las perspectivas para los próximos tres a cinco años, lo que nos permite posicionar las carteras de los clientes en previsión de los cambios y las tendencias estructurales de la economía mundial. Creemos que la diversidad de ideas mejora los resultados de inversión y por eso invitamos a distinguidos ponentes –nobeles de Economía, políticos, inversores e historiadores– que aportan una valiosa perspectiva multidimensional a nuestros debates. También fomentamos la participación activa del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por expertos en asuntos económicos y políticos de renombre mundial.

En los foros cíclicos, que se celebran tres veces al año, nos centramos en las perspectivas para los próximos seis a doce meses y analizamos la dinámica del ciclo económico en los principales mercados desarrollados y emergentes. Nuestro propósito es detectar potenciales cambios en las políticas monetarias y fiscales, las primas de riesgo y las valoraciones relativas que determinan el posicionamiento de nuestras carteras.

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Todas las inversiones conllevan un riesgo y pueden perder valor. La inversión en los mercados de renta fija conlleva riesgos, entre los que se incluyen los riesgos de mercado, de tipos de interés, de emisor, de crédito, de inflación y de liquidez. El valor de la mayoría de los instrumentos y las estrategias de renta fija se ve afectado por las variaciones de los tipos de interés. Los bonos y las estrategias de renta fija de duración más elevada tienden a ser más sensibles y volátiles que los valores con duraciones más cortas; el precio de los bonos baja, por lo general, cuando los tipos de interés suben, y los entornos de tipos de interés bajos incrementan este riesgo. La menor capacidad de las contrapartes de los bonos para satisfacer sus compromisos podría contribuir a reducir la liquidez del mercado e incrementar la volatilidad de los precios. En el momento del reembolso, las inversiones en renta fija pueden tener un valor superior o inferior a su coste inicial. Las materias primas conllevan mayores riesgos de mercado, políticos, regulatorios y vinculados a condiciones naturales, por lo que podrían no ser apropiadas para todo tipo de inversores. El valor de las acciones puede descender debido a las condiciones, tanto reales como supuestas, del mercado general, la economía y los diferentes sectores. La inversión en valores denominados en moneda extranjera y/o domiciliados en el extranjero puede comportar un mayor riesgo debido a las fluctuaciones cambiarias, así como a los riesgos económicos y políticos, que podrían acentuarse en los mercados emergentes. Los tipos de cambio pueden fluctuar significativamente durante periodos breves de tiempo, lo que puede reducir la rentabilidad de una cartera. Los bonos de titulización hipotecaria y los bonos de titulización de activos pueden ser sensibles a las variaciones de los tipos de interés y estar sujetos al riesgo de reembolso anticipado. Aunque en su mayoría están respaldados por algún tipo de aval público (gobiernos u organismos gubernamentales) o privado, no existe garantía de que los avalistas cumplan sus obligaciones. Las referencias a los bonos de titulizacion hipotecaria, tanto emitidos como no emitidos por agencias, se refieren a las hipotecas emitidas en Estados Unidos. Los bonos ligados a la inflación (ILB) emitidos por un gobierno son valores de renta fija cuyo principal se reajusta de forma periódica en función de la tasa de inflación; los ILB pierden valor cuando los tipos de interés reales aumentan. Los valores del Tesoro protegidos contra la inflación (Treasury Inflation-Protected Securities, TIPS) son ILB emitidos por el Gobierno de Estados Unidos. El crédito privado implica una inversión en títulos no cotizados en bolsa que están sujetos al riesgo de iliquidez. Las carteras que invierten en crédito privado pueden estar apalancadas y adoptar prácticas de inversión especulativas que aumentan el riesgo de pérdida de inversión. La diversificación no garantiza la protección frente a una posible pérdida.

Alfa es una medida de rentabilidad en términos ajustados al riesgo, que se calcula comparando la volatilidad (riesgo de precio) de una cartera y su rentabilidad ajustada al riesgo respecto de un índice de referencia; el exceso de rentabilidad en relación con el índice de referencia es el alfa. Beta es una medida de la sensibilidad del precio a los movimientos del mercado. La beta del mercado es 1. «roll-down» es una forma de rentabilidad que se obtiene conforme un bono se acerca a su vencimiento, suponiendo una curva de rendimiento con pendiente ascendente.

Los términos “barato/a(s)” y “rico/a(s)” como se utilizan aquí generalmente se refieren a un valor o una clase de activo que se considera como sustancialmente subvalorado o sobrevalorado en comparación tanto con su promedio histórico como con las expectativas futuras del gestor de inversiones. No hay garantía en cuanto a los resultados futuros ni con respecto a que la valoración de un valor asegure una ganancia ni proteja contra una pérdida.

La calidad crediticia de un título concreto o de un conjunto de títulos no garantiza la estabilidad ni la protección de la cartera en su conjunto. Las calificaciones crediticias de las emisiones/emisores individuales constituyen una indicación de la solvencia de dichas emisiones/emisores y, con carácter general, oscilan entre AAA, Aaa o AAA (las más altas) y D, C o D (las más bajas), según se trate de calificaciones de S&P, Moody’s o Fitch, respectivamente.

Las previsiones, las estimaciones y cierta información contenida en este documento se basan en la investigación propia y no deben considerarse como asesoramiento de inversión, como una oferta o solicitud, ni como la compra o venta de cualquier instrumento financiero. Las previsiones y las estimaciones tienen ciertas limitaciones inherentes y, a diferencia de un dato de rentabilidad real, no reflejan la negociación efectiva, las restricciones de liquidez, las comisiones y/u otros costes. Además, las referencias a resultados futuros no deben interpretarse como una estimación o promesa de los resultados que puede obtener una cartera de clientes.

Las declaraciones relativas a las tendencias de los mercados financieros o las estrategias de cartera se fundamentan en las condiciones actuales del mercado, que pueden fluctuar. No existe garantía de que estas estrategias de inversión funcionen bien en todo tipo de condiciones de mercado ni de que resulten adecuadas para todos los inversores, y cada inversor debe evaluar su capacidad para invertir a largo plazo, especialmente durante periodos bajistas del mercado. Los inversores deben consultar a un profesional de inversiones antes de tomar una decisión de inversión. Las perspectivas y las estrategias están sujetas a cambios sin previo aviso.

PIMCO presta servicios exclusivamente a instituciones, intermediarios financieros e inversores institucionales cualificados. Los inversores particulares deben ponerse en contacto con su propio profesional financiero con el objeto de determinar las opciones de inversión más adecuadas para su situación financiera. Este material refleja las opiniones del gestor. Dichas opiniones están sujetas a cambios sin previo aviso. Este material se distribuye exclusivamente con fines informativos, y no debe considerarse como asesoramiento de inversión ni como una recomendación respecto a ningún valor, estrategia o producto de inversión. La información incluida en el presente documento se ha obtenido de fuentes que se estiman fidedignas, aunque ello no puede garantizarse. Se prohíbe expresamente la reproducción de la presente publicación, en todo o en parte, con independencia del formato utilizado, así como la referencia a ella en cualquier otra publicación, sin previo permiso por escrito. PIMCO es una marca comercial propiedad de Allianz Asset Management of America L.P. en Estados Unidos y el resto del mundo. ©2022, PIMCO.