Resumen de previsiones regionales
Estados Unidos: El crecimiento más rápido en casi 40 años
Tiffany Wilding y Allison Boxer
Prevemos que el PIB real de EE. UU. crecerá más de un 7% en 2021 gracias a la combinación de los masivos estímulos fiscales y la mejora de la situación sanitaria, que hará que la actividad económica se dispare. Aunque parte de un nivel bajo, se trataría del mayor ritmo de crecimiento del PIB real estadounidense desde 1984. La vacunación va a muy buen ritmo, lo que es coherente con nuestra expectativa de que la mayoría de la población estará vacunada al cierre del segundo trimestre. Los estímulos fiscales adicionales aprobados en diciembre y marzo ascienden a casi 3 billones de dólares y se estima que en 2021 contribuirán entre 2,5 y 3 puntos porcentuales al crecimiento real. Creemos que el crecimiento se desacelerará notablemente en 2022, hasta el 3%, pero seguirá siendo superior a la tendencia, ya que la finalización de los estímulos fiscales se verá compensada por una reapertura y una recuperación continuadas.
Pese a estas brillantes perspectivas de crecimiento, solo hemos aumentado de forma moderada nuestras perspectivas de inflación para 2022 y años posteriores. Aunque anticipamos que la inflación repuntará con fuerza en el segundo trimestre de 2021 por los efectos de base y la volatilidad de precios en los sectores más afectados por la pandemia, seguimos estimando que el índice de precios al consumo (IPC) registrará una inflación interanual cercana al 1,7% al cierre de 2021, que se acelerará gradualmente hasta acabar 2022 en el 2,2% interanual. Nuestra previsión de inflación a corto plazo es moderada porque pensamos que la economía estadounidense mantiene un significativo exceso de capacidad, por lo que los precios aún tardarán en verse afectados por el mayor crecimiento.
Prevemos que la Fed empezará a rebajar la flexibilidad de su política monetaria a partir de finales de 2021 o principios de 2022 mediante la reducción gradual de las compras de activos. No obstante, seguimos pensando que pasará bastante tiempo hasta que la institución empiece a subir los tipos de interés oficiales. Los miembros de la Fed han dejado claro que esperarán a que el mercado laboral se recupere plenamente y de forma inclusiva y que la inflación se sitúe de forma estable en el 2% antes de empezar a subir tipos. De acuerdo con nuestras previsiones y con las propias previsiones de la Fed a marzo de 2021 estos objetivos no se alcanzarán hasta, como mínimo, 2023.
EE. UU. solo ha registrado un crecimiento del PIB real superior al 7% unas pocas veces en los últimos 50 años. Aun así, creemos que los riesgos para nuestras perspectivas están equilibrados. Por el lado alcista, la robusta demanda acumulada podría agotar el ahorro de los hogares más rápidamente de lo que anticipamos. Por el lado bajista, la aparición de nuevas cepas del virus podría hacer descarrilar la recuperación. Las perspectivas de la política fiscal estadounidense también son muy inciertas: nuestro escenario principal prevé que EE. UU. aprobará un paquete de infraestructuras que se compensará parcialmente con modestas subidas de impuestos, pero los detalles y la probabilidad siguen sin estar claros.
Zona euro: La aceleración de las vacunaciones impulsará la recuperación económica
Nicola Mai
Tras empezar con decepcionante lentitud, parece que el proceso de vacunación se acelerará en la UE en primavera, gracias a un mayor suministro por parte de los proveedores de vacunas existentes y a la disponibilidad de nuevas vacunas. Estimamos que la población vulnerable –personas mayores y sanitarios– estará completamente vacunada a finales del segundo trimestre, momento en el que las economías europeas podrán empezar a levantar de forma más sostenible las restricciones impuestas en invierno. El crecimiento económico debería acelerarse bruscamente en ese momento, aunque aún se tardará en volver a la normalidad porque las restricciones se irán levantando gradualmente, se mantendrá la precaución y las secuelas de la crisis empezarán a hacerse patentes. Calculamos que la actividad de la zona euro volverá a su nivel previo a la crisis durante la primera mitad de 2022 y que el PIB crecerá algo más del 4% en 2021 y casi un 5% en 2022.
En cuanto a la inflación, anticipamos mucha volatilidad en los próximos 18 meses, provocada en buena parte por las distorsiones derivadas de los cambios tributarios y la modificación de las ponderaciones de la cesta que se emplea para el cálculo del IPC. Aun así, y pese a estas distorsiones, creemos que las presiones inflacionarias se mantendrán bajo control, dado el amplio exceso de capacidad que registra la economía europea. Estimamos que la inflación será, en promedio, inferior al 1% tanto en 2021 como en 2022. En este contexto, es probable que el BCE mantenga su postura acomodaticia, que no modifique sus tipos de interés y que continúe con su programa de compra de activos hasta finales de 2022. La política fiscal también seguirá respaldando la recuperación –ayudada en parte por las ayudas del fondo de recuperación europeo, que empezarán a repartirse a mediados de 2021– aunque en mucha menor medida que en EE. UU.
Creemos que los riesgos para estas proyecciones están equilibrados en general. El principal riesgo alcista es que se libere más demanda acumulada de lo previsto cuando reabran las economías, mientras que los principales riesgos bajistas tienen que ver con la velocidad y la eficacia de las campañas de vacunación y la constatación de secuelas más graves entre las empresas y sectores más dañados por la crisis. La política fiscal también podría resultar determinante para las perspectivas, sobre todo después de 2022, ya que parece que la suspensión de las normas fiscales europeas se prolongará el año que viene.
Reino Unido: Acortando distancias
Peder Beck-Friis
La campaña de vacunación avanza a pasos agigantados en Reino Unido y el gobierno podría levantar la mayor parte de las restricciones a principios del verano. Prevemos que la actividad económica rebotará bastante rápido a partir del segundo trimestre y que acortará distancias con el resto de Europa, tras haber sufrido una caída más profunda en 2020. No esperamos que la salida del Reino Unido de la UE tenga ningún efecto económico significativo en nuestras perspectivas para 2021 y años posteriores. Por otra parte, es probable que la política fiscal se contraiga de forma mecánica en 2021 y después, a medida que las medidas de emergencia para combatir la pandemia vayan expirando. En conjunto, al igual que en el caso de Europa, estimamos que el PIB británico regresará al nivel previo a la pandemia durante la primera mitad de 2022 y que el PIB crecerá en torno a un 5% en 2021 y un 6% en 2022.
Es probable que la inflación aumente en Reino Unido en un horizonte cíclico, aunque, como en Europa, la trayectoria será muy volátil y tanto los cambios en las ponderaciones de la cesta empleada para calcular el IPC como la política tributaria provocarán baches en el camino. Distorsiones aparte, seguimos pensando que las presiones inflacionarias subyacentes se mantendrán por debajo del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra (BOE) a consecuencia del alto exceso de capacidad que seguirá registrando la economía. Calculamos que la inflación rondará en promedio el 1,3% en 2021 y el 1,9% en 2022. En este contexto, el BOE irá reduciendo gradualmente sus compras de activos a partir del verano de 2021 hasta terminar con sus compras netas a final de año. No obstante, en lo que se refiere a los tipos de interés oficiales, no vemos probable que el BOE suba tipos antes que la Fed, en algún momento después del final del horizonte cíclico.
El principal riesgo alcista es que el consumo rebote más bruscamente de lo esperado y que la tasa de ahorro de los hogares se normalice antes de lo previsto. Los riesgos bajistas están relacionados con las posibles secuelas que deje la pandemia, sobre todo en el mercado laboral.
Japón: Se relaja el control de la curva de tipos
Tadashi Kakuchi
Prevemos que el PIB de Japón crecerá un 3% en 2021 gracias, principalmente, a los elevados estímulos fiscales (en torno al 4% del PIB) y que la demanda privada de los hogares se irá normalizando tras la brusca caída sufrida en 2020. Parece que el ritmo de vacunación será más lento que en otros países desarrollados, por lo que es probable que la fase de recuperación también sea más lenta, aunque el impulso debería prolongarse durante 2022. Opinamos que los riesgos están equilibrados en general. El principal riesgo bajista es que la vacunación se retrase, mientras que el principal riesgo alcista es que la recuperación de la demanda del sector privado sea más robusta de lo previsto.
Con respecto a la inflación, creemos que el IPC general de Japón seguirá siendo inferior al 0% en 2021, pese a la recuperación del crecimiento. Factores puntuales como los subsidios de viajes y la rebaja de la tarifa de telefonía móvil, así como la elevada brecha de producción, probablemente mantendrán las presiones inflacionarias bajo control en un horizonte cíclico.
Como alcanzar el objetivo de inflación del 2% se ha vuelto aún más complicado, es probable que el Banco de Japón (BOJ) prolongue sus políticas acomodaticias. La institución revisó su política durante la reunión de marzo de 2021 y se está esforzando por mejorar la sostenibilidad de la política monetaria actual, lo que en nuestra opinión podría provocar una nueva reducción de las compras de bonos del gobierno japonés (JGB) con el objetivo de permitir cierta volatilidad de mercado una vez mejore la situación sanitaria, a mediados o finales de este año. Aun así, es probable que el BOJ limite al nuevo rango del 0% +/- 0,25% cualquier aumento brusco de los tipos de interés de los JGB en el tramo a 10 años.
China: La creación de crédito se moderará
Carol Liao
Prevemos que el PIB de China crecerá más de un 8% en 2021 desde el bajo nivel del año pasado, impulsado por el consumo. En 2020, la recuperación respondió principalmente a la inversión pública y a la fuerte demanda externa, dos factores que probablemente se debilitarán en 2021 a medida que las políticas se normalicen y la manufactura mundial se recupere. Sin embargo, es probable que la inversión en manufactura se intensifique conforme mejore el sentimiento empresarial y el país se centre en actualizar su industria y reforzar la seguridad de la cadena de suministro, mientras que la inversión en activos fijos (infraestructuras e inmuebles) podría moderarse por la retirada gradual de los estímulos fiscales y el endurecimiento de las condiciones del mercado inmobiliario.
La anticipada recuperación del crecimiento mundial, gracias a las campañas de vacunación y a los generosos paquetes fiscales aprobados en muchos países, han disparado los precios de las materias primas y probablemente generarán inflación de forma temporal. En el caso de China, este aumento de precios debería verse compensado parcialmente por la normalización del precio de la carne de cerdo, a medida que el sector se recupere de la gripe porcina. Por eso estimamos que el IPC general registrará una inflación discreta que se situará, en promedio, entre el 1% y el 2% a lo largo de 2021. Las políticas macroeconómicas deberían normalizarse de forma moderada y gradual. El gobierno se ha comprometido a no modificar bruscamente sus políticas con el fin de promover una recuperación sólida. Sin embargo, la prevención de riesgos vuelve a captar la atención de las autoridades. Por lo tanto, anticipamos que tanto el crecimiento del crédito como el déficit fiscal se moderarán tras dispararse en 2020 y que los tipos de interés oficiales y el coeficiente de reservas obligatorias de los bancos (RRR) no se tocarán en 2021.
A corto plazo, los riesgos bajistas incluyen las tensiones con EE. UU., que la preocupación por la situación sanitaria frene la recuperación del consumo y que las exportaciones decepcionen por el aumento de la competencia mundial. En cuanto a los riesgos alcistas, unas perspectivas mundiales mejores de lo esperado y la relajación de las tensiones entre China y EE. UU. podrían impulsar aún más la recuperación del país. De cara a 2022, esperamos que las condiciones macroeconómicas continúen normalizándose, que el crecimiento regrese a su tendencia del 5–6% interanual y que las políticas se recalibren para equilibrar el crecimiento y la prevención de riesgos. El 14º Plan Quinquenal (2021–2025) se centra en el crecimiento de calidad y en las mejoras de productividad, con un énfasis en la innovación, la demanda interna, la igualdad de rentas y la descarbonización.
Mercados emergentes: Una recuperación a varias velocidades
Lupin Rahman
Nuestras perspectivas macroeconómicas para los mercados emergentes son positivas, aunque con grandes diferencias en la velocidad de recuperación debido al ritmo de la vacunación, la recuperación del turismo y los servicios, las políticas nacionales y el impacto del aumento del precio de las materias primas. En los mercados emergentes, las campañas de vacunación y la inmunidad de grupo van con dos o tres trimestres de retraso con respecto a los mercados desarrollados y se estima que la mayoría de los emergentes no alcanzará la inmunidad de grupo hasta finales de 2022. Ahora mismo, Emiratos Árabes Unidos y Chile lideran la carrera, mientras que los países latinoamericanos (por ejemplo, Perú) y algunas economías asiáticas (como Filipinas), así como los países que aún no disponen de vacunas, se sitúan a la cola. Como resultado, se estima que las brechas de producción en los mercados emergentes se cerrarán a diferentes velocidades con amplios intervalos de confianza para las previsiones de crecimiento de los BRIM, del 6,6% en 2021 y del 4,0% en 2022 (las previsiones colectivas de los BRIM reflejan la media ponderada por el PIB de las previsiones para Brasil, Rusia, India y México).
Prevemos que en 2021 la inflación aumentará en los BRIM hasta el 4,7% interanual por una combinación de efectos de base, aumento del precio de los alimentos y de las materias primas y traslación de los tipos de cambio. En la mayoría de los casos, nuestra previsión es que, a finales de 2021, la inflación será inferior al objetivo de los bancos centrales de las respectivas economías emergentes, aunque los riesgos muestran un sesgo alcista. La persistente fortaleza de las materias primas podría sumar entre 2 y 4 puntos porcentuales al IPC general, lo que podría provocar el repunte de la inflación básica y, posiblemente, provocar una respuesta de política monetaria. Esto, junto con las considerables brechas de producción y las limitaciones fiscales y para hacer frente al coste de la deuda implica que en 2021 la política monetaria de los mercados emergentes probablemente será más compleja y diferenciada que antes. En un horizonte cíclico, anticipamos que Brasil y Rusia subirán tipos, que Sudáfrica y la India los mantendrán en los niveles actuales y que México posiblemente los bajará aún más. Por otra parte, estimamos que este año las balanzas fiscales mejorarán en aproximadamente un 2–3% del PIB, pero el entorno fiscal seguirá siendo complicado en muchos países, lo que deja poco margen para nuevos estímulos fiscales.
Otros factores de riesgo para los mercados emergentes están, por lo general, equilibrados. Si echamos un vistazo al calendario político, se espera que el partido gobernante en México conserve su mayoría en las próximas elecciones. Prevemos que la calificación de ángeles caídos y los riesgos de crédito se limiten a los países de mercados emergentes más pequeños y con poco peso en el índice, como Rumanía o Colombia. Además, el aumento de los derechos especiales de giro (DEG) del FMI previsto para abril de 2021 podría resultar positivo para muchos mercados emergentes de alto rendimiento pero con una escasa cobertura de reservas.