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Perspectivas seculares

La economía aftershock

Es probable que los mercados registren más volatilidad a medida que la economía mundial vaya dejando atrás un periodo marcado por masivos estímulos monetarios y fiscales. En esta nueva era, los atractivos rendimientos de los bonos de alta calidad respaldan un enfoque de inversión más resiliente.

El Autor

Richard Clarida

Asesor económico global

Andrew Balls

CIO Global Fixed Income

Daniel J. Ivascyn

Director de inversiones del Grupo (CIO del Grupo)

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LEER PERSPECTIVAS

Conclusiones clave

El mundo ha vivido importantes disrupciones económicas, financieras y geopolíticas durante los primeros años de la década de los 2020 y pasará tiempo hasta que las consecuencias de estos shocks se dejen sentir por completo. Durante el reciente Foro Secular de PIMCO, debatimos las posibles consecuencias a largo plazo de las recientes dinámicas cíclicas a corto plazo.

La economía mundial está dejando atrás un periodo de masivas intervenciones fiscales y monetarias que, probablemente, no se volverán a repetir en nuestro horizonte secular. Después de que la inflación mundial se disparase tras la pandemia, los bancos centrales empiezan a reconocer que las políticas monetarias no convencionales conllevan costes, además de beneficios, mientras que es esperable que el fuerte aumento de los niveles de endeudamiento de los gobiernos limite su capacidad fiscal para afrontar futuras recesiones.

Ya que posiblmente haya terminado la era de las políticas supresoras de la volatilidad, es probable que los mercados atraviesen un periodo de mayor volatilidad con un número inusualmente elevado de posibles consecuencias. Creemos que los riesgos para el crecimiento mundial muestran un sesgo bajista en nuestro horizonte secular a cinco años y que las distintas clases de activo probablemente generarán rentabilidades más diferenciadas en esta nueva era.

Prevemos que los bancos centrales mantendrán sus actuales objetivos de inflación y priorizarán el mantener ancladas en esos niveles las expectativas de inflación a largo plazo. Creemos que los tipos de interés reales neutros a largo plazo oscilarán entre el 0% y el 1%. Ante el aumento de la deuda gubernamental y el posible retorno de la prima de riesgo por inflación, creemos que la curva de tipos se inclinará ya que los inversores exigirán una mayor compensación por invertir en bonos a más largo plazo en el horizonte secular.

Nuestras expectativas sobre los tipos de interés neutros que se mantengan bajos y que la inflación regrese al nivel objetivo refuerza nuestras perspectivas positivas para la renta fija core y de alta calidad. Tras repuntar con fuerza el año pasado, los niveles de partida de las TIRes –que históricamente han mostrado una fuerte correlación con las rentabilidades futuras– de los bonos de alta calidad se acercan a las rentabilidades medias a largo plazo de la renta variable, pero con una volatilidad potencialmente muy inferior y más protección frente a las caídas. Esto podría ayudar a los inversores a construir carteras prudentes y resilientes sin sacrificar rentabilidad. Nos decantamos por la alta calidad y por las inversiones más líquidas, y mantenemos la cautela en aquellas áreas más sensibles al ciclo económico. Prevemos que los mercados privados ofrecerán oportunidades cada vez más atractivas, sobre todo a la vista del cambiante entorno bancario.

Una nueva era de tensión geopolítica entre el superpoder establecido y un rival emergente probablemente tendrá implicaciones económicas globales. Seguimos pensando que el dólar estadounidense conservará su estatus como la divisa dominante mundial, pese a la creciente brecha fiscal de Estados Unidos y a su mayor nivel de endeudamiento, pero creemos que existen oportunidades en otras áreas.

Tema secular: La economía de las réplicas

La disrupción constante –del orden económico y financiero mundial, del equilibrio geopolítico y del tamaño y el alcance de las intervenciones políticas– ha caracterizado los primeros tres años de esta década y, en nuestra opinión, representa una nueva realidad que los inversores deberán tener muy presente durante los próximos cinco años. Se trata de una tendencia que ya hemos abordado en las Perspectivas Seculares de los últimos años y que volvimos a tratar durante el Foro Secular de mayo de 2023.

En nuestras perspectivas del año pasado, "En busca de resiliencia", planteamos que, en un mundo más fracturado, los gobiernos y las empresas priorizarían cada vez más la seguridad frente a la eficiencia económica a corto plazo. También alertamos de que la relocalización de las cadenas de suministro a países amigos y el mayor gasto público en iniciativas energéticas y defensa nacional podrían generar presiones inflacionarias.

Aunque estas tesis siguen siendo válidas en términos generales, nuestras perspectivas para los próximos cinco años incorporan y evalúan varias cuestiones importantes que han surgido desde nuestro foro de mayo de 2022, entre las que se incluyen:

  • una política monetaria más agresiva como respuesta al repunte de la inflación mundial más fuerte y sostenido de los últimos 40 años;
  • el debate sobre dónde se situarán los tipos de interés neutros cuando los bancos centrales logren devolver la inflación a los niveles objetivo (en su caso);
  • tres de las quiebras bancarias más grandes en la historia de Estados Unidos y el colapso de Credit Suisse en Europa;
  • la aprobación de tres ambiciosas leyes –la Infrastructure Investment and Jobs Act, la Inflation Reduction Act y la CHIPS and Science Act– que respaldarán la nueva política industrial estadounidense, más asertiva, y que supondrán un factor de impulso cíclico y estructural a medida que el dinero vaya llegando a la economía;
  • señales contradictorias sobre la dirección económica y geopolítica de China bajo el tercer mandato del presidente Xi Jinping.

Nuestras previsiones también tienen en cuenta nuestras últimas Perspectivas Cíclicas, "Mercados fracturados, bonos reforzados", en las que anticipamos que los mercados desarrollados vivirán recesiones suaves y que el endurecimiento de las condiciones de crédito eleva los riesgos bajistas. Además, afirmamos que los principales bancos centrales del mundo no tardarán en poner fin a sus ciclos de subidas de tipos, pero que todavía tardarán en normalizar o flexibilizar sus políticas monetarias, mientras que las futuras medidas fiscales podrían verse limitadas por el elevado nivel de endeudamiento y el papel que han desempeñado los estímulos postpandemia en el repunte de la inflación.

En este entorno de disrupciones continuas y múltiples, las dinámicas cíclicas a corto plazo están teniendo consecuencias estructurales más duraderas, dando pie a lo que hemos denominado "la economía de las réplicas", en referencia a los temblores secundarios, normalmente de menor intensidad, que se producen después de un terremoto. A continuación, compartimos algunas de las principales implicaciones económicas y de inversión que identificamos en nuestro Foro Secular de 2023.

Es probable que persistan la volatilidad macroeconómica y las tensiones geopolíticas

Conviene recordar que los tres primeros años de esta década han sido muy inusuales, en comparación con la década anterior.

El mundo se enfrentó a una pandemia histórica que las autoridades contrarrestaron confinando y paralizando grandes áreas de la economía mundial e inyectando masivos estímulos fiscales y monetarios. Con el tiempo, esos estímulos, junto con el coste de reactivar la economía mundial y restaurar las cadenas de suministro, alimentaron el repunte más fuerte y sostenido de la inflación mundial en 40 años. Los bancos centrales respondieron con el ciclo de subidas de tipos más agresivo de las últimas décadas y las consecuencias incluyeron una caída de los mercados financieros en 2022, una crisis bancaria, un endurecimiento de las condiciones de crédito y pronósticos generalizados de que se producirá una recesión este año o el próximo (gráfico 1).

Gráfico 1: En el Foro Secular del año pasado (mayo de 2022) observamos varias cosas que no veíamos desde hacía tiempo

El gráfico 1 es una tabla de texto que destaca varios acontecimientos macroeconómicos ocurridos entre mayo de 2022 y mayo de 2023 (PIMCO celebra sus Foro Seculares en mayo). En mayo de 2022, habían pasado 13 años desde que el índice MOVE (que mide la volatilidad del mercado) alcanzó los 180 puntos por última vez, 15 años desde que el tipo de interés de referencia de la Fed superó el 5%, 34 años desde que los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) registraron una inflación general media de dos cifras y 42 años desde que la Reserva Federal aumentó su tipo de interés 475 puntos básicos en un periodo de 12 meses. Todos estos acontecimientos sucedieron en el año transcurrido entre el Foro Secular de 2022 y el de 2023. 

 
Fuente: ICE BAML, Reserva Federal estadounidense, OCDE a mayo de 2022

Las repercusiones de estos acontecimientos probablemente durarán años. Prevemos que los ciclos económicos serán más cortos y volátiles, por lo que los gobiernos tendrán menos margen para aplicar políticas fiscales contracíclicas, mientras que los bancos centrales estarán menos dispuestos a aprobar la inyección de dosis ilimitadas de expansión cuantitativa (QE).

Anticipamos una era en la que los problemas de oferta –y no solo la falta de demanda– así como los cambios permanentes que ha experimentado el mercado de trabajo desde la pandemia serán importantes fuentes de turbulencias económicas y continuarán presionando al alza los precios globales.

Aunque, en general, compartimos la visión predominante de que el crecimiento mundial promedio en nuestro horizonte secular decepcionará en comparación con la experiencia previa a la pandemia, también pensamos que los riesgos para el crecimiento muestran un claro sesgo bajista. Las razones incluyen el riesgo de que el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales sea más fuerte y persistente como consecuencia de las tensiones que ha sufrido recientemente el sistema bancario y la consiguiente respuesta política, que los efectos contractivos derivados de las subidas de tipos simultáneas de los bancos centrales sean más fuertes de lo esperado, la posible escalada del conflicto en Ucrania, un potencial debilitamiento de la recuperación económica en China y el creciente riesgo de una confrontación entre Estados Unidos y China por Taiwán.

Nuestro foro incluyó presentaciones sobre la trayectoria que podrían seguir los tipos de interés neutros nominales y reales, así como sobre dónde podrían situarse los objetivos de inflación de los bancos centrales en los próximos cinco años. Creemos que, en las economías avanzadas, los tipos de interés neutros reales oscilarán entre el 0% y el 1% (el "nuevo neutro") en nuestro horizonte secular, anclados por poderosos factores de largo plazo como el envejecimiento de la población y el lento crecimiento de la productividad.

En cuanto a la relación entre Estados Unidos y China, se espera que continúe dominando las dinámicas geopolíticas. Como sugiere Niall Ferguson –uno de los ponentes invitados al foro– es posible que estemos viviendo una "Segunda Guerra Fría" que tendrá implicaciones para todos los países del mundo porque influirá en las alianzas y las relaciones comerciales. No obstante, prevemos que las tendencias en el comercio internacional y los patrones de inversión se verán mucho más influidos por una reducción del riesgo que por el desacoplamiento actual. Las cadenas de suministro no se están desacoplando, sino que, en su mayoría, están en proceso de relocalizarse a países amigos, una tendencia que, al menos en Estados Unidos, ya está en marcha.

Las autoridades afrontan restricciones y fatiga

A pesar del fuerte aumento que ha experimentado la inflación tras la pandemia, creemos que los bancos centrales harán lo necesario para mantener las expectativas de inflación a largo plazo ancladas en sus objetivos de inflación actuales. Aunque no esperamos que los bancos centrales de mercados desarrollados modifiquen formalmente sus objetivos, sí vemos factible que aquellos con un objetivo del 2% estén dispuestos a tolerar una inflación del "2% con algo" como parte de una estrategia de "desinflación oportunista" según la cual la caída de la demanda agregada durante una futura recesión devolverá la inflación al nivel objetivo. En relación con nuestro escenario principal, creemos que los riesgos para la inflación muestran un sesgo alcista.

En cuanto a las herramientas políticas, y dados los niveles astronómicos que ha alcanzado la deuda soberana con respecto al PIB (ver gráfico 2), el espacio fiscal se verá más limitado que en el pasado –por cuestiones políticas o por los mercados financieros–, lo que restringirá la capacidad de la política fiscal para suavizar cualquier recesión futura.

Gráfico 2: Se estima que la deuda estadounidense como porcentaje del PIB aumentará sustancialmente a largo plazo

El gráfico 2 es un gráfico de líneas que muestra la evolución de la deuda federal de Estados Unidos como porcentaje del PIB desde 1900 hasta 2022 y la proyecta hasta 2053. Los datos históricos y de las proyecciones proceden de la Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos (CBO) a febrero de 2023. En 2020, la ratio de deuda alcanzó el 99% del PIB por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial a consecuencia de la respuesta fiscal puesta en marcha para respaldar la economía y a las comunidades durante la pandemia de COVID-19. En las décadas intermedias, la ratio marcó un mínimo del 23% en 1974. De cara al futuro, la CBO pronostica que la ratio continuará aumentando (en gran parte debido al aumento del coste de los intereses y al gasto en ayuda social) hasta alcanzar una ratio estimada del 195% en 2053. 

 
Fuente: Datos y proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso estadounidense (CBO) a febrero de 2023

También contemplamos la posibilidad de que los bancos centrales alrededor del mundo empiecen a acusar fatiga en relación con la expansión cuantitativa. Por primera vez en décadas, una inflación alta y persistente ha puesto de manifiesto que, como con cualquier decisión económica, la expansión cuantitativa y la generosidad fiscal pueden acarrear un coste, además de generar beneficios.

Esto podría tener implicaciones para las futuras decisiones de política monetaria, puesto que los manuales que funcionaron durante los últimos 15 años ya no resultan tan relevantes. Y en mundo fatigado por la expansión cuantitativa y donde las capacidades fiscales se ven limitadas, una disrupción cíclica podría volverse estructural.

Con menos margen para implementar la política fiscal tradicional, los gobiernos podrían acabar recurriendo cada vez más a las intervenciones regulatorias. Esto creará ganadores y perdedores en los sectores afectados, lo que generará oportunidades para los gestores de activos que sigan un enfoque activo.

Tras el colapso de Credit Suisse y las quiebras –y las engorrosas resoluciones– de Silicon Valley Bank, Signature Bank y First Republic Bank, pensamos que los llamamientos a repensar y rediseñar la arquitectura financiera en la que operan los bancos acabarán ganando apoyo.

Esto se traducirá, al menos en Estados Unidos, en una regulación más estricta que exigirá que las entidades cuenten con mayores niveles de capital y liquidez. Es probable que el rol de los bancos como intermediarios de liquidez se vea reducido y que algunas actividades tradicionales se deriven a los mercados privados y los préstamos no bancarios. Vemos una oportunidad para intervenir como prestamista sénior en áreas de las que antes se ocupaban los bancos regionales, como los préstamos al consumo, el crédito hipotecario y diversas formas de financiación respaldada por activos.

Abundan las réplicas y las disrupciones potenciales

Las discusiones mantenidas durante nuestro foro no solo han servido para fundamentar las perspectivas que acabamos de describir: también pusieron de manifiesto la notable variedad de réplicas que podrían surgir en nuestro horizonte secular.

El resultado de las elecciones presidenciales de 2024 y el control del Congreso podrían tener profundas implicaciones para las políticas monetaria y fiscal de Estados Unidos, así como para su política exterior. El tenor político implica que, probablemente, habrá más presión para aplicar "mano dura con China", independientemente de quién acabe residiendo en la Casa Blanca.

Del mismo modo, las elecciones presidenciales de 2024 en Taiwán podrían marcar un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y China, porque la rivalidad entre ambos países se está volviendo estructural y porque China está intentando reafirmar cada vez más su posición en Asia. Si el Kuomintang (KMT) derrota al Partido Democrático Progresista (DPP), actualmente en el poder y más favorable a la independencia, el riesgo de confrontación sobre Taiwán podría reducirse.

Pero, aunque no se produzca un conflicto militar, la rivalidad entre Estados Unidos y China podría intensificarse en otros frentes. Las implicaciones económicas podrían incluir aumentos inesperados de la demanda y shocks de oferta, nuevos cambios en el ámbito del comercio internacional vinculados a la relocalización de la producción a regiones cercanas o países amigos, duplicación de las cadenas de suministro o, incluso, la posibilidad de que China se replantee sus posiciones en bonos del Tesoro estadounidense. Entretanto, la orden ejecutiva que se anticipa en Estados Unidos en relación con las salidas de capital probablemente sea el comienzo, y no el final, de un periodo de endurecimiento de las restricciones a los flujos de capital que se suman a las que ya se aplican para el control de las exportaciones.

Vemos riesgos ligados a las perspectivas de inflación, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Aunque no es nuestro escenario principal, es posible que la inflación estadounidense sea más persistente de lo que se preveía y que no caiga por debajo del 4% a medio plazo, o que se quede más cerca del 3% en nuestro horizonte secular.

Además, existe incertidumbre sobre cómo responderán a las presiones inflacionarias los mercados emergentes vs. los desarrollados. Y también sobre cómo influirá a largo plazo una elevada inflación real en las expectativas de inflación, dado el persistente aumento de la inflación hasta niveles que no se registraban desde hacía décadas.

Los bancos centrales podrían seguir afrontando el reto de equilibrar objetivos contradictorios como mantener el crecimiento, reducir la inflación y minimizar la inestabilidad financiera, al tiempo que demuestran que han aprendido la lección tras la "loca inflación" de la década de los 2020. La posibilidad de que se adopten de manera generalizada las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) o las criptomonedas estables (stablecoins) privadas también se perfila como un posible disruptor del orden financiero mundial que podría llegar a cuestionar el dominio mundial del dólar estadounidense –aunque no es probable que esto suceda durante nuestro horizonte secular.

Desde la invasión rusa de Ucrania, Europa en particular ha sufrido shocks de oferta y de demanda energética que han convertido la seguridad y la independencia energética en objetivos prioritarios, lo que podría obligar a determinados países a invertir más en fuentes de energía y acelerar la transición ecológica, contribuyendo a las presiones inflacionarias.

La adopción generalizada de grandes modelos de lenguaje de (IA) representa una auténtica incógnita.
La adopción generalizada de modelos grandes de lenguaje de (IA) es un auténtico imponderable.

La adopción acelerada de modelos grandes de lenguaje (LLM) de inteligencia artificial (IA) representa una auténtica incógnita. En nuestro horizonte secular, podría influir muy positivamente en la mejora de la productividad, lo que a su vez podría presionar a la baja la inflación y al alza los tipos de interés reales. Esta influencia positiva podría apreciarse en áreas como la conducción autónoma, unos menores costes de cambio para los consumidores y un mejor flujo de información. La IA también podría aumentar la longevidad humana, por ejemplo al acelerar descubrimientos médicos como los tratamientos oncológicos de inmunoterapia mediante el uso de nanotecnología.

Pero el rápido avance de la IA también entraña riesgos significativos, como una mayor difusión de desinformación en redes sociales o el riesgo de ciberataques. Además, la IA tiene el potencial, incluso en nuestro horizonte secular, de empeorar la desigualad de rentas, así como de contribución a la polarización política y el populismo.

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Implicaciones para la inversión: Vale la pena ser resiliente

Ahora que parece que se ha acabado la era de la expansión cuantitativa, los tipos de interés cero y la supresión de la volatilidad por los bancos centrales, nos decantamos por inversiones más líquidas y de alta calidad en nuestro horizonte secular y mantenemos la prudencia con respecto a las áreas más sensibles al ciclo económico. En la nueva era de la economía de las réplicas, creemos que las rentabilidades entre activos mostrarán mayores diferencias.

Renta fija

Basándonos en los niveles desde los que parten ahora mismo las TIRes –que históricamente,han mostrado una fuerte correlación con las rentabilidades futuras– la renta fija de mayor calidad podría ofrecer un potencial de rentabilidad a largo plazo similar al de la renta variable, pero con mucha menos volatilidad y más protección frente a las caídas. Consideramos que los mercados de renta fija están descontando la volatilidad esperada de forma diferente a los de renta variable. Además, nuestra expectativa de que los bancos centrales mantendrán su credibilidad en lo referente a la estabilidad de precios respalda nuestra visión de la renta fija como cobertura frente al riesgo de renta variable en una cartera diversificada.

Si la deuda gubernamental estadounidense acaba superando el 100% del PIB y ante la posibilidad de que vuelva a aplicarse una prima de riesgo por inflación, es probable que la prima de plazo (term premia) de los bonos del Tesoro estadounidense aumente y se convierta en un factor estructural que intensifique la inclinación de la curva de tipos (ver gráfico 3). Aunque ahora mismo la curva está invertida, prevemos que los inversores acabarán exigiéndoles mayores rendimientos a los bonos a medio y largo plazo, dada la incertidumbre sobre la inflación. Esto reforzaría aún más el atractivo de la renta fija.

Gráfico 3: La prima de plazo (term premia) del bono gobierno estadounidense a 10 años sigue alta y es probable que aumente

El gráfico 3 es un gráfico de líneas que muestra la evolución de la prima de plazo del bono del Tesoro estadounidense a 10 años desde octubre de 2014 hasta marzo de 2023. La prima de plazo es la compensación que exigen los inversores por asumir el riesgo de que los tipos de interés cambien durante la vida del bono (un número negativo indica que los inversores están dispuestos a pagar más por la estabilidad percibida de un bono a largo plazo, normalmente durante periodos de estrés macroeconómico o de mercado). Durante el periodo que recoge el gráfico, la prima de plazo del bono a 10 años marcó un mínimo de -1,2% en enero de 2015, alcanzó el 0,62% en noviembre de 2018, cayó hasta el -0,94% en marzo de 2020 y marcó un máximo de 1,07% en noviembre de 2022. En marzo de 2023, se situaba en el 0,76%. 

 
Fuente: Banco de la Reserva Federal de Nueva York, encuesta a los operadores del mercado primario a marzo de 2023. La prima de plazo se define como la compensación que exigen los inversores por asumir el riesgo de que los tipos de interés puedan cambiar durante la vida del bono.

La crisis que sufrieron el año pasado los fondos de pensiones británicos con estrategias de inversión basadas en pasivos (LDI) nos recuerda que los temores sobre la estabilidad fiscal también pueden afectar a los principales países de mercados desarrollados con moneda propia, además de a la eurozona y a los mercados emergentes. Los precios de mercado no sugieren que la estabilidad fiscal a largo plazo suscite mucha preocupación, pero Reino Unido podría ser el proverbial "canario en la mina" en este ámbito.

Por su parte, la eurozona ha superado las distintas disrupciones y pruebas de estrés con relativo éxito, juzgado en términos de la estabilidad de sus mercados de deuda soberana, en comparación con las continuas crisis de hace una década. Esto responde, en parte, al rol del Banco Central Europeo y a un conjunto de herramientas fiscales más coherente para lidiar con los shocks macroeconómicos.

Sin embargo, ante el incierto panorama bancario, será importante mantener el foco en identificar a los ganadores y a los perdedores. Tenemos un sesgo hacia calidad en el sector financiero, tanto en lo que se refiere a emisores individuales como dentro de la estructura de capital. El sistema bancario de la eurozona ha sobrellevado bastante bien los efectos secundarios de las turbulencias que afectaron a los bancos regionales estadounidenses, así como las repercusiones de la debacle de Credit Suisse. Pero la región sigue sin estar suficientemente preparada para afrontar una auténtica crisis bancaria, dadas las deficiencias que presentan los marcos existentes sobre resolución bancaria y garantía de depósitos.

Mercados públicos y privados

Advertimos contra cualquier complacencia derivada de los bajos niveles de volatilidad que han mostrado en los últimos años muchos activos de crédito privado frente a los mercados públicos. La revaluación en los mercados públicos está ganando velocidad, por lo que prevemos que los bonos de alta calidad ofrecerán una mejor compensación por el riesgo que algunos segmentos del crédito privado más sensibles al ciclo económico.

Aun así, el crédito privado podría beneficiarse de los recientes movimientos sísmicos que ha sufrido el sector bancario. En nuestro horizonte secular, anticipamos que abundarán los objetivos tanto en estrategias de préstamos privados productivos como en estilos de inversión más oportunistas.

Tras la crisis financiera mundial de 2008–2009, el prolongado periodo de bajos tipos de interés fomentó la búsqueda de rendimiento. El crédito privado experimentó un fortísimo crecimiento que vino acompañado de una relajación de los estándares de suscripción. Una de las probables consecuencias será mayores pérdidas en el sector, lo que podría plantear desafíos para los activos existentes, pero también crear oportunidades a largo plazo.

Gran parte del crecimiento del crédito privado ha sido en forma de préstamos privados a empresas, una tendencia de la que extraemos dos conclusiones clave. La primera, que el inventario actual de crédito privado corporativo probablemente decepcionará a los inversores en un entorno económico más desafiante. La segunda, que los inversores podrían salir beneficiados si diversifican sus carteras de crédito privado para incluir distintas formas de crédito privado, como el crédito inmobiliario y el relacionado con la financiación especializada (specialty finance).

Es previsible que los retos a los que se enfrentan los mercados de crédito corporativo e inmuebles comerciales generen oportunidades de inversión para capital privado flexible que pueda invertir en toda la estructura de capital. Aunque requerirá paciencia, esperamos que surjan atractivas oportunidades a largo plazo derivadas del paso de un entorno de robusta formación de capital y complacencia a otro en el que no habrá tanto capital disponible y en el que los fundamentales sufrirán un deterioro.

Divisas y ME

Seguimos pensando que el dólar estadounidense conservará su estatus como la divisa dominante mundial, pese a la creciente brecha fiscal de Estados Unidos y a su mayor nivel de endeudamiento, pero creemos que existen oportunidades en otras áreas. El uso del dólar en el comercio internacional podría seguir menguando lentamente a medida que el sistema de comercio mundial se fragmente aún más en bloques regionales que compitan entre sí. Esto podría dar comienzo al declive de la excepcionalidad de Estados Unidos y, potencialmente, a un periodo sostenido de mejores rentabilidades relativas para los activos no estadounidenses.

Creemos que el dólar estadounidense seguirá siendo la divisa dominante mundial, pero también vemos oportunidades en otras áreas.
Creemos que el dólar estadounidense seguirá siendo la divisa dominante mundial, pero también vemos oportunidades en otras áreas.

Una de las obligaciones que conlleva ser la moneda de reserva mundial es que, cuando el mundo entra en crisis, la gente quiere comprar dólares, lo que puede hacer que se aprecie en exceso. El dólar continuará viéndose perjudicado por los flujos de capital cíclicos y, con el tiempo, podría debilitarse frente a determinadas divisas de mercados emergentes, sobre todo las más beneficiadas por las tendencias de relocalización a países amigos.

Se espera que la contribución de los mercados emergentes a la economía mundial se acelere en los próximos cinco años en un entorno cada vez más multipolar. Los principales factores de impulso ya están en marcha e incluyen la globalización de los servicios, la relocalización de la producción a regiones cercanas o a países amigos, la carrera por el acceso a materias primas clave como el litio, el cobalto y los minerales raros, así como la transición ecológica. Todo esto dará lugar a un universo emergente más diverso que podrá contribuir a diversificar el riesgo en las carteras globales.

En este periodo, en el que anticipamos disrupciones y ajustes continuos, las capacidades globales de PIMCO nos ayudan a encontrar el equilibrio entre posiciones más líquidas y resilientes e inversiones privadas más oportunistas, así como a encontrar valor tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes. Nos proponemos identificar oportunidades de diversificación, valor relativo y rentabilidades ajustadas al riesgo en el universo de inversión más amplio posible sin mantener grandes concentraciones en las áreas de mayor riesgo.


PROCESO DEL FORO DE PIMCO

Entre bastidores de los foros económicos de PIMCO

Antes de que los foros económicos fueran la corriente principal en Wall Street, nuestros profesionales de la inversión se reunían para identificar las tendencias económicas y de mercado para nuestros clientes. Décadas después, la piedra angular de nuestro proceso es más fuerte y más importante que nunca.


Ponentes invitados al Foro Secular de 2023

Tim Adams

Presidente y consejero delegado, Institute of International Finance

Alejandro Díaz de León

Ex gobernador del Banco de México

Elizabeth Economy

Senior Fellow, Hoover Institution, Stanford University (en excedencia); ejerce como asesora sobre China en el Departamento de Comercio de EE. UU.

Niall Ferguson

Historiador; Milbank Family Senior Fellow, Hoover Institution, Stanford University; Senior Faculty Fellow, Belfer Center for Science and International Affairs, Harvard University

Kathryn Judge

Profesora de Derecho, Harvey J. Goldschmid, Columbia Law School

Adi Kumar

Socio y responsable mundial de Reinvertir en Economías, McKinsey & Company

Nancy Lazar

Economista jefe global, Piper Sandler

Michael Pettis

Profesor de Finanzas, Guanghua School of Management, Peking University; Senior Fellow, Carnegie Endowment for International Peace

Hélène Rey

Profesora de Economía, Lord Bragi, London Business School

Consejo Asesor Mundial de PIMCO

Expertos de renombre internacional en temas económicos y políticos

Sobre nuestros foros

PIMCO es una firma líder mundial en renta fija activa que atesora una vasta experiencia en los mercados públicos y privados. Nuestro proceso de inversión se fundamenta en nuestro Foros Cíclicos y Seculares. Nuestros profesionales de la inversión, repartidos por todo el mundo, se reúnen cuatro veces al año para debatir y analizar la situación de los mercados y la economía mundial e identificar las tendencias que, en nuestra opinión, tendrán repercusiones importantes para la inversión. En estas discusiones de amplio alcance, aplicamos prácticas de ciencias del comportamiento con el objetivo de maximizar el intercambio de ideas, cuestionar nuestras tesis, contrarrestar los sesgos cognitivos y generar análisis inclusivos.

En el Foro Secular, que se celebra con una periodicidad anual, examinamos las perspectivas para los próximos tres a cinco años, lo que nos permite posicionar las carteras de los clientes en previsión de los cambios y las tendencias estructurales de la economía mundial. Creemos que la diversidad de ideas mejora los resultados de inversión y por eso invitamos a distinguidos ponentes –nobeles de Economía, políticos, inversores e historiadores– que aportan una valiosa perspectiva multidimensional a nuestros debates. También fomentamos la participación activa del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por expertos en asuntos económicos y políticos de renombre mundial.

En los foros cíclicos, que se celebran tres veces al año, nos centramos en las perspectivas para los próximos seis a doce meses y analizamos la dinámica del ciclo económico en los principales mercados desarrollados y emergentes. Nuestro propósito es detectar potenciales cambios en las políticas monetarias y fiscales, las primas de riesgo y las valoraciones relativas que determinan el posicionamiento de nuestras carteras.

Avisos Legales

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Todas las inversiones conllevan un riesgo y pueden perder valor. La inversión en el mercado de renta fija está sujeta a riesgos, incluidos el riesgo de mercado, de tipos de interés, de emisor, de crédito, de inflación y de liquidez. El valor de la mayoría de los instrumentos y las estrategias de renta fija se ve afectado por las variaciones de los tipos de interés. Los bonos y las estrategias de renta fija de duración más elevada tienden a ser más sensibles y volátiles que los valores con duraciones más cortas; el precio de los bonos baja, por lo general, cuando los tipos de interés suben, y los entornos de tipos de interés bajos incrementan este riesgo. La menor capacidad de las contrapartes de los bonos para satisfacer sus compromisos podría contribuir a reducir la liquidez del mercado e incrementar la volatilidad de los precios. En el momento del reembolso, las inversiones en renta fija pueden tener un valor superior o inferior a su coste inicial. La inversión en valores denominados en moneda extranjera y/o domiciliados en el extranjero puede comportar un mayor riesgo debido a las fluctuaciones cambiarias, así como a los riesgos económicos y políticos, que podrían acentuarse en los mercados emergentes. Los tipos de cambio pueden fluctuar significativamente durante periodos breves de tiempo, lo que puede reducir la rentabilidad de una cartera. El crédito privado implica una inversión en títulos no cotizados en bolsa que están sujetos al riesgo de iliquidez. Las carteras que invierten en crédito privado pueden estar apalancadas y adoptar prácticas de inversión especulativas que aumentan el riesgo de pérdida de inversión. El valor de los inmuebles y de las carteras que invierten en el sector inmobiliario puede fluctuar debido a: las pérdidas por siniestro o declaración de ruina, los cambios en las condiciones económicas locales y generales, la oferta y la demanda, los tipos de interés, los impuestos sobre bienes inmuebles, las restricciones normativas sobre alquileres, las leyes de zonificación y los gastos operativos. El riesgo de gestión es el riesgo de que las técnicas de inversión y los análisis de riesgo aplicados por el gestor de inversiones no produzcan los resultados deseados y que determinadas políticas o eventos puedan afectar las técnicas de inversión disponibles para el gestor en relación con la gestión de la estrategia. La calidad crediticia de un título concreto o de un conjunto de títulos no garantiza la estabilidad ni la protección de la cartera en su conjunto. La diversificación no garantiza la protección frente a una posible pérdida.

Las previsiones, las estimaciones y cierta información contenida en este documento se basan en la investigación propia y no deben considerarse como asesoramiento de inversión, como una oferta o solicitud, ni como la compra o venta de cualquier instrumento financiero. Las previsiones y las estimaciones tienen ciertas limitaciones inherentes y, a diferencia de un dato de rentabilidad real, no reflejan la negociación efectiva, las restricciones de liquidez, las comisiones y/u otros costes. Además, las referencias a resultados futuros no deben interpretarse como una estimación o promesa de los resultados que puede obtener una cartera de clientes.

Las declaraciones relativas a las tendencias de los mercados financieros o las estrategias de cartera se fundamentan en las condiciones actuales del mercado, que pueden fluctuar. No existe garantía de que estas estrategias de inversión funcionen bien en todo tipo de condiciones de mercado ni de que resulten adecuadas para todos los inversores, y cada inversor debe evaluar su capacidad para invertir a largo plazo, especialmente durante periodos bajistas del mercado. Los inversores deben consultar a un profesional de inversiones antes de tomar una decisión de inversión. Las perspectivas y las estrategias están sujetas a cambios sin previo aviso.

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