Perspectivas Económicas La óptica secular: evaluación de las perspectivas mundiales y las posibles perturbaciones El Consejo Asesor Mundial de PIMCO examina las perspectivas a más largo plazo para las principales economías y los cambios geopolíticos.
Los seis miembros del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por pensadores macroeconómicos de renombre internacional y antiguos responsables de la formulación de políticas, se unieron recientemente a los debates del Foro secular anual de PIMCO, donde abordaron los factores cruciales que podrían determinar la evolución de la economía mundial en los próximos tres a cinco años. Las opiniones del Consejo representan un elemento valioso en el proceso de inversión de PIMCO. El presente documento representa un extracto de la conversación de amplio espectro mantenida por dicho Consejo. P: Como comentamos en la última edición de Perspectivas seculares de PIMCO, China podría representar un factor desestabilizador para la economía mundial en el próximo periodo de tres a cinco años, ya se deba a la desaceleración del crecimiento o a acontecimientos geopolíticos. En relación con el primer punto, ¿cuáles son las perspectivas seculares sobre la economía china? R: El gigante asiático sigue centrándose en el «sueño chino», es decir, la visión de que China se convierta, de aquí a 2021, en un «país de renta alta», caracterizado por un PIB per cápita igual o superior a 12.000 USD. El legado y la legitimidad política del presidente Xi Jinping dependen imperativamente de la materialización del sueño chino. El Gobierno ha adoptado medidas decisivas para estimular el crecimiento económico, lo que incluye políticas fiscales (por ejemplo, en materia de infraestructura), una política monetaria acomodaticia y políticas destinadas a apuntalar la confianza empresarial y de los consumidores. Cabe reseñar que, si bien la reforma estructural resulta crucial para incrementar la productividad a más largo plazo, la preocupación inmediata para el Gobierno radica en respaldar el crecimiento a corto plazo. La economía china se enfrenta a los desafíos de la actualidad, aunque también se muestra resistente. En efecto, de entre las principales economías del mundo, China cuenta probablemente con la mayor flexibilidad para abordar la fragilidad económica a corto plazo, ya sea adoptando medidas monetarias, fiscales o de otra índole. Según nuestras previsiones, el crecimiento económico de China se ralentizará ligeramente en los cinco próximos años, conforme madura la economía. De manera decisiva, la composición de ese crecimiento está cambiando. La mano de obra crecerá a un ritmo más pausado, pero la calidad de dicha fuerza laboral (que se refleja, por ejemplo, en el porcentaje de trabajadores con niveles de educación más elevados) está mejorando. Con probabilidad, la productividad total de los factores (PTF) representará una mayor cuota del crecimiento del PIB por diversas razones, por ejemplo, el vigoroso afán del Gobierno por la iniciativa industrial «Hecho en China 2025», destinada a fomentar la producción de bienes y servicios de mayor valor. P: ¿Cómo evolucionará el conflicto comercial entre China y Estados Unidos? R: Las tensiones comerciales han atravesado periodos de intensificación y apaciguamiento, aunque sin resolución hasta la fecha. Al fin y al cabo, existen fuertes incentivos económicos y políticos para lograr una tregua, habida cuenta de la magnitud de la interdependencia. Tanto el presidente Xi como el presidente Trump buscan una victoria política, pero ninguno de ellos quiere dar la impresión de que cede con demasiada facilidad. En general, China podría tener más que perder, aunque la resolución resulta más urgente para Estados Unidos en vista de las elecciones en 2020. En un horizonte a largo plazo, y dejando de lado el conflicto comercial, entre los asuntos más complejos se incluyen la seguridad nacional, la influencia regional y mundial y la rivalidad de dos grandes economías con modelos económicos fundamentalmente diferentes. Dadas las dificultades históricas que ha entrañado la gestión de las tensiones entre un poder establecido y un poder ascendente, hay mucho más en juego en las actuales conversaciones que el nivel de los aranceles. Lo mucho que hay en juego ayuda a explicar las reacciones nerviosas de los mercados ante la evolución de las negociaciones. "El tema económico dominante en el horizonte secular y supersecular será la competencia entre Estados Unidos y China, y lo que está en juego es sumamente importante." – Josh Bolten P: En relación con Estados Unidos, ¿cuáles son las perspectivas sobre la economía, la política fiscal y la política monetaria? R: A corto plazo, la economía estadounidense se ralentiza, como consecuencia del menor estímulo fiscal, unas condiciones mundiales más frágiles y la reducción del exceso del mercado laboral. En estos momentos, apenas existen pruebas de que la desaceleración culminará en recesión en un futuro próximo; los mayores riesgos para una continua recuperación son probablemente aquellos que proceden del plano geopolítico y de las tensiones comerciales. Sin embargo, la tasa de crecimiento potencial subyacente no parece especialmente elevada, por lo que no sería necesaria una importante perturbación para que se desencadene una contracción económica. En el horizonte secular, se observa un cierto potencial alcista para el crecimiento de la producción si las actuales mejoras tecnológicas espolean la productividad, y, aunque anticipamos una productividad del estilo de la década de 1990, no prevemos un crecimiento del estilo de dicha época, debido a los factores demográficos, entre otros. "Las recesiones son muy difíciles de prever y, por lo general, se deben a una serie de acontecimientos inesperados, en lugar de a una dinámica completamente interna." – Ben Bernanke Con independencia de quién gane las elecciones presidenciales en 2020, no parece probable que se produzca un giro radical en la política fiscal estadounidense. Ambos partidos políticos se muestran favorables al gasto en infraestructuras, aunque no se ponen de acuerdo en cómo financiarlo (o si deberían financiarlo). No obstante, en caso de recesión, creemos que ningún partido consideraría obligatoria la restricción fiscal y, por tanto, asistiríamos probablemente a un paquete de estímulos como respuesta, lo que incluiría la infraestructura. Por lo que respecta a la política monetaria, en un futuro próximo, la Fed seguirá abogando por la paciencia y reaccionará a los nuevos datos. Con el fin de anclar las expectativas de inflación en un nivel cercano a su objetivo, la Fed está dispuesta a permitir que la inflación exceda el 2%, siempre y cuando dicho rebasamiento sea moderado y se presente temporal. Hasta la fecha, los efectos de las disputas comerciales en la economía estadounidense se presentan modestos, pero la Fed seguirá supervisando el impacto de los conflictos en los mercados, así como en la confianza empresarial y de los consumidores. La Fed examinará con detenimiento las consecuencias de los aranceles en la inflación. La Fed ha acordado un enfoque concreto para gestionar los tipos de interés a corto plazo que implica un elevado nivel de reservas bancarias, lo que significa, a su vez, que el balance de la Fed seguirá teniendo un gran tamaño incluso cuando la política se normalice. No parece probable que la actual revisión del marco político, las herramientas y la comunicación de la Fed desemboque en ningún giro radical, aunque resulta útil en cualquier caso. Algunos de los aspectos del marco que podrían aclararse son lo que significa alcanzar el objetivo de inflación y si se compensará cualquier desvío con respecto al objetivo. El resumen de las proyecciones económicas puede ampliarse para incluir más información sobre cómo las diferentes proyecciones individuales guardan relación las unas con las otras. La Fed dispone de las herramientas necesarias para abordar una ralentización. El tipo oficial se ha alejado decididamente del cero, por lo que la Fed cuenta con cierta flexibilidad para acometer nuevos recortes. La orientación futura de la política monetaria («forward guidance») y la expansión cuantitativa podrían resultar más efectivas ahora que la Fed ha aprendido mejores maneras de coordinar y comunicar su política. Sin embargo, todas estas herramientas podrían no bastar para contrarrestar una caída de envergadura, lo que implica que la política fiscal deberá asumir una mayor responsabilidad. P: ¿Cuáles son las perspectivas a más largo plazo sobre Europa y el Reino Unido? R: Anticipamos un crecimiento mediocre en Europa en los cinco próximos años, aunque, como en el caso de Estados Unidos, existe un escenario alcista potencial vinculado a un posible impulso del crecimiento de la productividad. Por otro lado, una recesión en Estados Unidos sería probablemente contagiosa. Europa presenta un significativo superávit por cuenta corriente, lo que aporta flexibilidad (incluido un cierto margen de expansión fiscal) en caso de producirse una desaceleración. Dicho esto, no existe consenso entre los gobiernos europeos acerca de cuándo el déficit presupuestario se considera conveniente o si debería permitirse, y esto podría traducirse en un estancamiento de los estímulos. La inflación en Europa podría incrementarse ligeramente si el mercado laboral mejora, y los tipos de interés probablemente permanezcan bajos. La dependencia europea del comercio en un mundo convulso en términos geopolíticos plantea riesgos para el crecimiento secular, sobre todo si tenemos en cuenta el persistente sentimiento populista y proteccionista. "El proteccionismo es el enemigo de Europa, sin lugar a dudas." – Jean-Claude Trichet No anticipamos cambios drásticos en la doctrina del Banco Central Europeo (BCE) tras el relevo de mandato, sea quien sea el nuevo presidente. El entorno caracterizado por unos tipos de interés bajos y la reinversión de los valores que llegan a su vencimiento tiene visos de continuar durante bastante tiempo. En caso de desaceleración, si bien el BCE no ha agotado su amplia «caja de herramientas», probablemente necesitará la ayuda de la política fiscal, así como de un mayor dinamismo de la demanda interna. Con respecto al Reino Unido, la incertidumbre en las perspectivas a corto y a más largo plazo no se disipará hasta que haya más claridad en torno al «brexit». Ahora bien, muchos consumidores británicos parecen estar ignorando la incertidumbre (llamémosle «desatención racional»), y el impulso ofrecido por el gasto en consumo y la tensión en el mercado laboral podría acabar alentando al Banco de Inglaterra a subir los tipos. "Los problemas que trajo consigo el «brexit» no pueden resolverse con el «brexit»." – Gordon Brown P: En el plano geopolítico, ¿qué temas podrían influenciar las perspectivas económicas seculares? R: Se pueden utilizar dos ópticas diferentes, pero complementarias, para evaluar los asuntos geopolíticos: el «tablero de ajedrez» y la «red». El «tablero de ajedrez» representa la interacción entre las «grandes potencias» en una visión tradicional centrada en el Estado. Las grandes potencias (como Estados Unidos, China y Europa) tienen grandes economías y pueden desplegar su fuerza militar a escala mundial. El comportamiento de las grandes potencias viene determinado por la opinión de sus clases gobernantes. En el mundo actual, existen al menos tres grupos diferentes: Los soberanistas, que no creen en la limitación del poder soberano por códigos u organizaciones internacionales. El presidente Trump presenta instintos soberanistas, aunque se ven dificultados por la política nacional. Los mundialistas, incluidos muchos líderes liberales en Estados Unidos y Europa, que creen en un orden internacional basado en normas, aunque desean actualizarlo, en parte debido a que la globalización sigue perjudicando a las circunscripciones vulnerables. Y, por último, los regionalistas, que pretenden incrementar su influencia mediante la consolidación de su poder a escala regional y el establecimiento de instituciones regionales (por ejemplo, China). El conflicto entre las grandes potencias de China y Estados Unidos constituye una principal fuente de tensión geopolítica en la actualidad, pero el Viejo Continente también tiene una función de equilibrio importante. La otra óptica geopolítica hace referencia a las redes y los flujos en un mundo interconectado. Véase el poder de redes como las empresas internacionales, las organizaciones cívicas y multilaterales (e incluso las organizaciones criminales), así como de los flujos internacionales de personas, bienes y servicios, capital, ideas y datos que tales redes facilitan y promueven. Rusia, Irán y China son países que confían en estrategias de redes para incrementar su poder —por ejemplo, la iniciativa china de la Nueva Ruta de la Seda («One Belt, One Road») que intenta conectar países con China por medio del comercio, flujos de capitales y lazos empresariales. "Si observamos el mundo desde una óptica de «red», constatamos que la conectividad es la mayor fuente de poder, pero también la mayor fuente de vulnerabilidad." – Anne-Marie Slaughter En el horizonte secular y supersecular, los flujos relacionados con el clima plantean los mayores riesgos para la estabilidad geopolítica y la economía mundial. Las cuestiones relativas al agua, las condiciones meteorológicas extremas y los movimientos migratorios pueden traducirse en agitación. Los refugiados climáticos podrían desencadenar conflictos de seguridad y desestabilización. Todo esto se verá exacerbado por las tensiones ligadas a la inmigración y el nacionalismo. En un mundo profundamente interconectado, estos complejos desafíos exigen soluciones meditadas. Si desea conocer en detalle nuestras opiniones sobre las tendencias a más largo plazo que determinarán la evolución de la economía y los mercados mundiales, lea la última edición de Perspectivas seculares: «Tratando con disrupciones» de PIMCO. LEER AQUÍ
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