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Perspectivas cíclicas

Estabilización en la Nueva Neutral

En nuestra opinión, los tipos de interés estadounidenses a corto plazo se hallan anclados en la Nueva Neutral, mientras que el crecimiento mundial sigue experimentando una ralentización sincronizada.

Tras las turbulencias registradas por los mercados financieros y el giro de la Fed hacia una actitud de paciencia desde nuestra última reunión en los primeros compases de diciembre, los profesionales de inversión de PIMCO y el Consejo Asesor Mundial, presidido por Ben Bernanke, se congregaron en Newport Beach a principios de marzo con ocasión de nuestro Foro cíclico. Revaluamos las perspectivas macroeconómicas para el próximo periodo de 6 a 12 meses, haciendo especial hincapié en tres temas principales:

  • Si bien el crecimiento mundial ha registrado una «ralentización sincronizada» en los tres últimos meses en consonancia con la hipótesis que formulamos en diciembre, ¿qué probabilidad hay de que los mayores estímulos acometidos por China cobren impulso y se estabilicen o incluso provoquen un vuelco en la dinámica del crecimiento chino y mundial en el transcurso del año?
  • En cuanto a la política monetaria, ¿están los mercados en lo cierto al considerar que el tipo de los fondos federales ha tocado techo y que el próximo movimiento será a la baja? ¿Se trata más bien de una mera pausa de la Fed antes de proseguir con su ciclo de subidas? En relación con esto, ¿qué importancia tendrá la próxima revisión de la Fed de las posibles «estrategias de compensación» («makeup strategies») por los periodos pasados en los que la inflación no alcanzó el nivel objetivo?
  • En tercer lugar, ¿qué podemos decir de las políticas comerciales y fiscales: serán destructivas o constructivas? ¿Es la guerra comercial cosa del pasado? Y, teniendo en cuenta el protagonismo de la teoría monetaria moderna y el populismo como fuerza, ¿representa la política fiscal la nueva política monetaria por lo que respecta al respaldo del crecimiento y la inflación?

A continuación describimos nuestras conclusiones, así como el posicionamiento que adoptamos teniendo dichas conclusiones en cuenta.

Ciclo mundial: China es el vector del cambio...

La ralentización del crecimiento mundial durante el año pasado, a pesar de los ingentes estímulos fiscales acometidos en Estados Unidos y unas políticas monetarias todavía favorables en las economías avanzadas, pone de manifiesto que China representa, hoy más que nunca, un motor clave del ciclo mundial. La campaña de desapalancamiento emprendida por el Gobierno chino, que hizo mella en la inversión empresarial e inmobiliaria, junto con las consecuencias perjudiciales del conflicto comercial con Estados Unidos, provocaron un desplome en el crecimiento del comercio mundial, lo que a su vez socavó la confianza empresarial y la inversión a escala internacional, sobre todo en las economías exportadoras de Europa, Asia y los mercados emergentes (ME).

Hasta la fecha, se perciben unas cuantas señales que sugieren que el ciclo del comercio mundial ha tocado fondo (véase el gráfico 1), y prevemos que el crecimiento seguirá experimentando una ralentización sincronizada en el futuro próximo. No obstante, habida cuenta del aumento de los estímulos por parte del gigante asiático y del acuerdo comercial en ciernes entre Estados Unidos y China, resulta bastante probable que el crecimiento se estabilice e incluso cobre un impulso moderado en compases posteriores del año.

... y pasa del «riego» a la «inundación» de crédito

Uno de los motivos que justifican nuestro optimismo prudente acerca de la posibilidad de que el crecimiento mundial toque suelo más avanzado el año radica en la relajación de las condiciones financieras mundiales desde el giro acomodaticio de la Fed a principios de año. Otra razón es la reciente intensificación, por parte de China, del ritmo de la expansión monetaria y fiscal.

Cabe mencionar, no obstante, que gran parte del programa de expansión fiscal del gigante asiático se dirige a los consumidores y las pequeñas empresas a través de rebajas de impuestos, la mayor parte de las cuales podrían destinarse al ahorro, en lugar de al gasto. Sin embargo, como se observa claramente en el repunte de la financiación social total (la medida más amplia del crecimiento crediticio) desde comienzos de año, los responsables políticos chinos parecen haber pasado, en palabras de un participante en el Foro, de «regar» cuidadosamente los sectores de la economía que supuestamente exhibirán un crecimiento en el futuro a «inundar» todo el sistema en un esfuerzo por evitar un aterrizaje forzoso (véase el gráfico 2).

Fuente: Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (Bureau of Economic Analysis), Banco Popular de China, Haver Analytics, a 31 de enero de 2019.

El indicador de crecimiento de China se basa en Fernald, Hsu, Spiegel, 2015, «Is China Fudging its Figures? Evidence from Trading Partner Data».Documento de trabajo de la Reserva Federal de San Francisco.

El impulso crediticio de China representa el crecimiento interanual de los flujos de deuda en la economía en general como porcentaje del PIB, alisado. Los flujos de deuda en la economía en general se basan en los cálculos de UBS.

Si bien todavía se desconocen tanto el tamaño del estímulo como la tracción económica que obtendrá, nuestra hipótesis central sugiere que el crecimiento de China y, por ende, el crecimiento del comercio mundial, se estabilizará a lo largo de este año, lo que permitirá una suerte de aterrizaje suave para la economía mundial, aunque registrará nuevas turbulencias en el camino.

La Fed refrenda la Nueva Neutral...

El acontecimiento más trascendental para los mercados mundiales desde nuestro Foro de diciembre fue el giro de la Fed, que pasó de proyectar nuevas subidas graduales de los tipos a adoptar una actitud paciente de «esperar y ver» con respecto a los tipos de interés e indicar el final de la reducción del balance en fechas posteriores del año.Como los ponentes de la Fed han explicado en el último par de meses, esta rotación hacia la prudencia se debió a tres factores: unas condiciones financieras más estrictas a finales de 2018, la brusca ralentización del crecimiento mundial y la ausencia de presiones sobre la inflación de los precios de consumo (IPC) a pesar de que la tasa de desempleo se sitúa en su nivel más bajo de los 50 últimos años.

«La Fed ha reconocido que la actual política de tipos (es decir, un rango objetivo para el tipo de los fondos federales de entre el 2,25% y el 2,5%) podría situarse en el nivel neutral o cerca de este.»

De manera más general, la Fed ha reconocido que la actual política de tipos (es decir, un rango objetivo para el tipo de los fondos federales de entre el 2,25% y el 2,5%) podría situarse en el nivel neutral o cerca de este, lo que coincide con nuestra opinión de larga data de un rango de la Nueva Neutral del 2%–3% (véase el gráfico 3). Sin duda, esta evaluación podría cambiar de nuevo en función de los próximos datos, que nutren la visión de la Fed sobre importantes parámetros subyacentes (no observables) como el tipo de interés neutral (r*) o la tasa de desempleo natural (u*). Con todo, la Fed parece, por ahora, refrendar la Nueva Neutral.

Fuente: Bloomberg, Reserva Federal de Nueva York, Holston, Laubach y Williams, 2017, «Measuring the Natural Rate of Interest: International Trends and Determinants», y cálculos de PIMCO a 31 de diciembre de 2018.

«Prevemos que las presiones inflacionarias seguirán siendo leves en el horizonte cíclico pese a la relativa escasez de oferta de mano de obra (mercado de trabajo tensionado).»

De cara al futuro, prevemos que las presiones inflacionarias sigan renqueando en el horizonte cíclico pese a la relativa escasez de oferta de mano de obra (mercado de trabajo tensionado). Así pues, a pesar de la relajación de las condiciones financieras desde comienzos de año y la elevada probabilidad de que asistamos a un crecimiento sostenido en Estados Unidos en torno a la tasa tendencial tras lo que se revelará a buen seguro como un turbulento primer trimestre, ahora anticipamos que el tipo de los fondos federales se mantendrá generalmente estable en el nivel actual en un futuro próximo. Percibimos obstáculos relativamente elevados tanto para el aumento como para el recorte de tipos durante el resto del año.

... y explora las ventajas de las estrategias de compensación

Si bien la opinión de que la Fed mantendría los tipos sin cambios durante bastante tiempo apenas suscitó controversia en nuestro Foro, la relevancia de la anunciada revisión por parte de la Fed de su estrategia de política monetaria en compases posteriores del año fue objeto de intenso debate. Como explicaron el presidente Powell y otros funcionarios de la docta institución, la revisión estratégica se centrará en la posibilidad de compensar los datos de inflación por debajo del objetivo en aquellos periodos en los que la política estaba restringida por unos tipos de interés efectivos en cotas mínimas con el rebasamiento del nivel objetivo en periodos normales.

Un bando en nuestro foro argumentó que la Fed siempre había hecho hincapié en que su objetivo del 2% era simétrico, lo que permitía rebasar o quedarse por debajo del objetivo, pero que evitaría manifestar un firme compromiso con la «fijación de un objetivo medio de inflación» u otra variante de «fijación de un objetivo de estabilidad de precios».

El otro bando manifestó que la nueva Fed de Powell/Clarida/Williams/Daly parecía estar decidida a volver a situar las expectativas de inflación en incómodos niveles por debajo del objetivo del 2% al intentar rebasar el 2% en tiempos normales, y esto marcaría el comienzo de un nuevo enfoque modificado tras la revisión estratégica.

Si bien se desconoce qué pasará, anticipamos que todo cambio en el régimen de la Fed será evolutivo y no revolucionario. En todo caso, prevemos que la Fed no solo tolerará, sino que recibirá de buen grado un rebasamiento moderado de la inflación, en caso de materializarse.

Conflictos comerciales: en estado latente, pero sin llegar a bullir

Habida cuenta del giro de la Fed hacia el nivel neutral, el aumento de los estímulos en China y las perspectivas más halagüeñas sobre un crecimiento mundial sostenido, concluimos que los acontecimientos extremos (de «cola izquierda») en los mercados procederán de la esfera política, y no del plano económico o de la política monetaria.

En concreto, consideramos que, aunque los mercados han descontado plenamente un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, subestiman el potencial de que se produzcan tensiones comerciales en otras regiones. El acuerdo entre EE. UU., México y Canadá (USMCA), que pretendía sustituir el TLCAN, afronta importantes escollos para su aprobación en el Congreso en los próximos meses, y el presidente Trump podría decidir abandonar el TLCAN con el fin de ejercer presión sobre el Congreso y lograr la aprobación del nuevo acuerdo.

Además, ahora que ya se ha completado el informe «Sección 232» del Departamento de Comercio que investiga si los automóviles y los componentes de automóviles constituyen una amenaza para la seguridad nacional y se ha remitido a la Casa Blanca, la administración estadounidense podría amenazar con imponer e incluso imponer efectivamente aranceles a la importación de automóviles y componentes de automóviles con el fin de influenciar a su favor las negociaciones comerciales de mayor alcance con la UE y Japón. El margen de actuación de la Casa Blanca vence el 18 de mayo, aunque el plazo podría ampliarse.

«Aunque sigue siendo poco probable que se desate una guerra comercial en toda regla, anticipamos una continua incubación de las tensiones, lo que provocará brotes de volatilidad ocasionales.»

Aunque sigue siendo poco probable que se desate una guerra comercial en toda regla, anticipamos una continua incubación de las tensiones, lo que provocará brotes de volatilidad ocasionales en los mercados en el transcurso del año. Esto representa un argumento a favor de la prudencia en relación con los activos de riesgo, aunque también creará oportunidades cuando los mercados reaccionen en exceso.

La política fiscal es la nueva política monetaria

Junto a la política comercial, otro ámbito en el que ya nada debería darse por sentado es la política fiscal, para bien o para mal. Entre los posibles «jarros de agua fría» para los inversores que destacamos en nuestras Perspectivas seculares del pasado mes de mayo se incluían una política fiscal potencialmente mucho más expansiva en el futuro y la irrupción de una marea populista más radical que exigiera la redistribución desde el capital al trabajo por medio de impuestos y regulación.

Desde entonces, resulta más probable que ambos riesgos se materialicen, dadas las propuestas políticas más radicales en Europa y Estados Unidos de aplicar impuestos sobre el patrimonio, aumentar el tipo marginal del impuesto sobre la renta o del impuesto de sociedades, introducir la renta universal básica y desmantelar las grandes compañías tecnológicas. Muchas de estas propuestas políticas serían susceptibles de aumentar la volatilidad de mercado y hacer tambalear las valoraciones de los activos de riesgo.

También analizamos el reciente auge desde el anonimato de la teoría monetaria moderna («TMM») y sus repercusiones. Algunos críticos argumentan que la TMM ni es moderna, ni monetaria ni tampoco una teoría. Ahora bien, como un participante observó en nuestro Foro, lo que resulta correcto en esta doctrina no es nuevo y lo que es nuevo, no es correcto.

En resumen, los defensores de la TMM afirman que se debería recurrir a una política fiscal activa para lograr el pleno empleo, y que la política monetaria debería financiar directamente (a través de una expansión de la base monetaria) cualquier déficit que la política fiscal elija. Por ende, la política fiscal expansiva incrementaría de manera automática la oferta monetaria, en lugar de la oferta de bonos, y la financiación del déficit nunca supondría un problema. Además, si la inflación representara un problema, la herramienta apropiada sería una política fiscal restrictiva que obligaría al banco central a reducir la oferta monetaria.

Consideramos poco probable que dicho marco político (que se asemeja a la era del predominio fiscal en épocas de guerra o posguerra) se materialice en un futuro próximo; no obstante, cabe destacar que detrás del reciente protagonismo de la TMM en el debate público subyace un cambio de paradigma más amplio, que se aleja de las ideas de austeridad fiscal para centrarse en una opinión mayoritaria de que la política fiscal debería constituir una herramienta más activa para estimular el crecimiento, contrarrestar el exceso de ahorro mundial y abordar la creciente desigualdad de rentas y riqueza. Seguiremos examinando esta evolución en nuestro próximo Foro secular de mayo, pero por ahora concluimos que el creciente respaldo de una política fiscal expansiva más activa debería traducirse en una curva de tipos más pronunciada y riesgos al alza para la inflación futura.

Repercusiones para la inversión

Los mercados financieros han descontado el tema de «ralentización sincronizada» y la postura acomodaticia de los bancos centrales con un movimiento sostenido hacia la baja de los rendimientos mundiales, al tiempo que los activos de riesgo vuelven, en general, a situarse en los niveles o cerca de los niveles de principios de diciembre. Seguimos mostrando inquietud por la continua posibilidad de que seamos testigos de «jarros de agua fría» en el horizonte secular y perturbaciones en el mercado como consecuencia de los riesgos de recesión, los desequilibrios entre la política monetaria y la política fiscal, las tensiones comerciales y el populismo político. Por tanto, seguimos opinando que en este tipo de entorno cobra sentido conservar un posicionamiento casi inalterado en términos de factores de riesgo macroeconómicos descendentes («top-down»), con el fin de generar ingresos sin depender en exceso del crédito corporativo, así como hacer hincapié en la flexibilidad y la liquidez en nuestro proceso de construcción de carteras, al tiempo que mantenemos algo de munición en la recámara para utilizarla en periodos de mayor volatilidad y anomalías en los mercados.

Previsión de una curva más pronunciada y un aumento de los puntos muertos de inflación

Tenemos previsto mantenernos fieles a nuestros niveles de duración, en vista de las perspectivas de menor crecimiento y el giro de la Fed que impulsa un movimiento a la baja de los rendimientos. Si bien consideramos bastante probable que la Fed no acometerá nuevas subidas en este ciclo, también creemos que el mercado ha descontado con demasiada premura nuevos recortes de tipos.

En la curva de tipos, tenemos previsto contar con un modesto sesgo hacia una mayor pendiente de la curva. Esto concuerda con nuestra preferencia estructural por las apuestas de cara a la positivización de la curva («steepeners») y con nuestra visión de que estas apuestas podrían ofrecer protección para las carteras en caso de que estemos equivocados y que el mercado descuente un riesgo macroeconómico a la baja y nuevos recortes por parte de la Fed, así como en caso de que mejore el entorno macroeconómico, ya que, a nuestro parecer, a la Fed le resultará difícil dar un vuelco hacia una postura más restrictiva. A este respecto, consideramos que los TIPS ofrecen una cobertura a precios razonables frente a los riesgos de inflación al alza. Aun cuando parece poco probable que el debate de la Fed sobre varias propuestas de compensación (para lograr un nivel medio de inflación) se traduzca en cambios significativos en el marco, refuerza la opinión de que la Fed tardará en responder ante cualquier presión al alza sobre la inflación.

Cosechar «carry» en segmentos distintos del crédito corporativo genérico

En los productos de diferenciales, trataremos de generar ingresos sin recurrir al crédito corporativo genérico, lo que refleja nuestras opiniones ascendentes («bottom-up») y nuestra preocupación sobre la estructura del mercado crediticio y la liquidez. Si bien las perspectivas centrales sobre el crédito corporativo resultan favorables, tras el enorme crecimiento del mercado y la creciente saturación del posicionamiento en crédito (una demanda que supera el volumen de bonos corporativos en el balance de las entidades «sell-side»), deseamos asegurarnos de que nuestras carteras no están excesivamente expuestas en caso de registrarse un periodo prolongado de debilidad en el mercado de crédito, y tratamos activamente de sacar partido de las oportunidades que brinda un entorno de tales características.

Las hipotecas estadounidenses no emitidas por agencias siguen siendo nuestros activos de diferenciales preferidos, habida cuenta de su valoración, la compensación que ofrecen por el riesgo de liquidez y su prelación en la estructura de capital. Anticipamos que los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles residenciales (RMBS) e inmuebles comerciales (CMBS) de otras jurisdicciones brindarán oportunidades. Las hipotecas estadounidenses emitidas por agencias también representarán una atractiva fuente de «carry» en nuestras carteras.

En el universo de crédito corporativo, nos centraremos en los bonos con vencimientos más cortos de compañías que presentan, a nuestro juicio, un riesgo de impago extremadamente remoto. Además, seguimos considerando que el sector financiero ofrece oportunidades interesantes en términos de valoración. De manera más general, y aunque tenemos previsto mantener una posición infravalorada en el crédito corporativo genérico, trataremos de sacar partido de las firmes convicciones de nuestro equipo mundial de analistas y gestores de carteras de crédito.

Oportunidades en divisas emergentes

No observamos importantes desequilibrios en las valoraciones de las divisas de los mercados desarrollados y, por tanto, no esperamos contar con posiciones abultadas en las divisas del G-10. Sin embargo, sí prevemos mantener una modesta sobreponderación de las divisas de los mercados emergentes en las carteras cuyos mandatos así lo permitan, sobre la base de las valoraciones y la opinión de que las divisas ofrecen un valor relativo interesante con respecto a otros activos de los ME.

Prudencia en Italia, sobreponderación de la duración de los países centrales

Seguimos infraponderando la deuda soberana italiana en vista de los niveles de valoración, el final de las compras de activos, los riesgos políticos a corto plazo y las debilidades seculares de la zona euro. Consideramos que la duración europea en el tramo intermedio de la curva representa una fuente de «carry» relativamente atractiva (a pesar de los bajos rendimientos), habida cuenta de la forma de la curva y las expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) atraviese dificultades para subir los tipos desde terreno negativo hasta el nivel cero en este ciclo.

Valor en los títulos financieros británicos

Aunque el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea sigue rodeado de incertidumbre, seguimos opinando que la probabilidad de que asistamos a un «brexit» caótico y desordenado resulta baja. En ese contexto, creemos que existen argumentos de peso para infraponderar la duración británica por motivos de valoración; además, observamos valor en los títulos financieros británicos, ya que consideramos que las posiciones en capital mostrarían fortaleza incluso si se produjera un «brexit» desordenado.

Renta variable: Énfasis en un crecimiento defensivo de alta calidad

Según nuestras previsiones, la volatilidad de la renta variable será una característica persistente de los mercados, aunque dependerá más de las expectativas sobre los beneficios y el crecimiento mundial que de las condiciones de liquidez de los bancos centrales de cara al futuro. En efecto, el brusco vuelco de la política monetaria que propició el repunte de la renta variable ya está plenamente descontado. Seguimos favoreciendo una postura cauta y paciente en los valores de crecimiento defensivos de elevada calidad, así como una reducida exposición a la beta cíclica.

Materias primas: estabilidad del petróleo en un rango de fluctuación; previsiones halagüeñas sobre el gas natural

Los mercados de materias primas se han recuperado tras la debilidad registrada a finales de 2018, lo que reduce el atractivo de las valoraciones. Consideramos que los recortes de producción de la OPEP, tanto voluntarios como involuntarios, resultan suficientes para contrarrestar el rápido crecimiento de la producción en Estados Unidos, lo que permite que el mercado se mantenga en equilibrio. Mientras el crecimiento agregado de la producción estadounidense no exceda el crecimiento de la demanda mundial, el mercado del petróleo se mantendrá a buen seguro anclado en el rango actual. Con respecto al gas natural, nuestras perspectivas siguen siendo más halagüeñas que lo que reflejan los precios de mercado actuales, debido a la creciente disciplina de los productores de gas natural y el constante aumento de la demanda y las exportaciones.

Previsiones económicas regionales

EE. UU.

Seguimos anticipando una ralentización del crecimiento del PIB real hasta situarse en una horquilla del 2%-2,5% durante el año en curso, desde casi el 3% del año anterior. Entre los factores que contribuyen a esta desaceleración se encuentran el desvanecimiento del efecto de los estímulos fiscales, el efecto retardado de la política monetaria más restrictiva en los últimos años y los obstáculos procedentes de la ralentización económica china y mundial. Pese al ritmo más acelerado de la expansión monetaria en China, no parece probable que se reduzcan los escollos para el crecimiento estadounidense hasta finales de nuestro horizonte cíclico. Los ciclos de expansión y endurecimiento en China suelen incidir en el crecimiento estadounidense con retraso y, partiendo de tales desfases, estimamos que la recién anunciada expansión monetaria y fiscal no recalará en el crecimiento estadounidense hasta finales de 2019 o principios de 2020.

Si bien resulta probable que el crecimiento subyacente se desacelere en el transcurso del año, la trayectoria trimestral seguramente se revelará turbulenta. Tras un primer trimestre endeble, que ronda actualmente el 0%, podríamos asistir a un repunte en el segundo trimestre, ya que las devoluciones de impuestos deberían respaldar el gasto en consumo y las exportaciones hacia China deberían normalizarse.

Pese a un cierto aumento de las presiones salariales, anticipamos que la inflación subyacente de los precios al consumo experimente un movimiento generalmente lateral durante el año. Dado que el crecimiento está ralentizándose y la inflación permanece por debajo del objetivo, la Fed probablemente abogará por la paciencia y no alterará los tipos a lo largo del año.

Zona euro

Anticipamos una desaceleración del crecimiento hasta una tasa similar a la tendencial del 0,75%-1,25% durante este año, ya que la fragilidad del comercio mundial sigue ejerciendo una significativa presión bajista sobre la economía, e Italia se halla en recesión. Mientras tanto, la demanda interna hará gala probablemente de resiliencia, apuntalada por unos estímulos fiscales moderados y un sólido crecimiento de la renta real. La mejora de las condiciones del comercio mundial en el transcurso del año deberían propiciar una reaceleración gradual.

Este año, prevemos un repunte moderado de la inflación subyacente, que se ha mantenido estancada en torno al 1% durante algún tiempo, como reflejo de un crecimiento salarial más sólido. En consonancia con la recién ampliada orientación futura de la política del BCE, prevemos que los tipos oficiales permanecerán inalterados, y no barruntamos ningún cambio en la actual política de reinversión destinada a mantener intacto el inventario de activos en el horizonte cíclico.

Reino Unido

Seguimos opinando que un «brexit» desordenado y sin acuerdo representa un acontecimiento de escasa probabilidad y que, bien se logrará un compromiso entre la UE y el Reino Unido durante una breve prórroga del Artículo 50 después de que venza el plazo a finales de marzo, o bien se acordará una prórroga mucho más dilatada, con un nuevo intento de alcanzar un acuerdo con la nueva Comisión Europea y, posiblemente, un nuevo primer ministro británico.

Según este escenario central, vaticinamos un crecimiento del PIB de entre un 1,0% y un 1,5% este año, ligeramente por debajo de la tasa tendencial, apuntalado por un mayor gasto público y un gasto en consumo en sintonía con el crecimiento de la renta real de en torno al 1,5%.

Según nuestras previsiones, el IPC subyacente se mantendrá estable en el objetivo del 2%, o en un nivel próximo, dado que las presiones sobre los precios de las importaciones se han disipado y las presiones sobre los precios internos siguen siendo reducidas. En caso de producirse un «brexit» blando hacia mediados de año, podríamos asistir a una subida de los tipos por parte del Banco de Inglaterra en la segunda mitad del año.

Japón

Japón Anticipamos un modesto crecimiento dentro de un rango del 0,5%-1% este año, prácticamente inalterado desde el 0,7% registrado en 2018. Los escollos procedentes de una brusca ralentización de la demanda exterior probablemente menguarán, al tiempo que el estímulo fiscal y un sólido mercado de trabajo impulsarán a buen seguro la demanda interna.

Dada la expectativa de que el IPC subyacente sufra una caída hasta terreno negativo (aunque debido a factores temporales) en torno a la mitad del año, esperamos que el Banco de Japón mantenga sin cambios sus objetivos para los tipos cortos y el rendimiento a 10 años durante nuestro horizonte cíclico.

China

Prevemos una ralentización del crecimiento hasta el punto intermedio del rango del 5,5%-6,5% desde el nivel del 6,6% en 2018, pero también una estabilización en la segunda mitad del año conforme los estímulos fiscales y monetarios cobran un cierto impulso, y un probable acuerdo comercial entre Estados Unidos y China debería apuntalar la confianza. Anticipamos que el estímulo fiscal del 1,5%-2% del PIB respaldará el gasto de las familias, las infraestructuras y la inversión empresarial. La inflación se mantiene benévola, y vaticinamos otro recorte de tipos por parte del Banco Popular de China, además de otras reducciones adicionales de los coeficientes de reservas obligatorias de los bancos. La estabilidad del yuan (CNY) parece bien afianzada con la paciencia de la Fed y el hecho de saber que esto resulta imperativo para un posible acuerdo comercial entre Estados Unidos y China.

Nuestro proceso

Propulsado por la diversidad de ideas

El característico proceso de inversión de PIMCO, de carácter descendente («top down») y ascendente («bottom up»), ha sido diseñado para promover nuevas ideas y diferentes puntos de vista. Nuestro Foro cíclico trimestrales se centra en un horizonte temporal de un año, y proporciona un marco de referencia para el posicionamiento de nuestras carteras.

Proceso de inversión de PIMCO

PIMCO cree que la rentabilidad comienza por la preparación. El proceso de inversión de PIMCO nos permite evaluar de forma continua los cambiantes riesgos y oportunidades presentes en el mundo, con el propósito de crear innovadoras soluciones con proyección de futuro para nuestros clientes.

En nuestros Foros, no nos limitamos a indicar lo que prevemos que sucederá, sino que tratamos de proteger las carteras frente a lo que entendemos que es improbable que se produzca. Al estructurar las carteras con el fin de estar preparados frente a escenarios distintos de nuestro escenario base, podemos responder de forma inmediata a acontecimientos inesperados o a interrupciones del mercado. Creemos que un enfoque disciplinado en los factores fundamentales a largo plazo proporciona una importante base macroeconómica desde la que identificar oportunidades y riesgos y poner en práctica estrategias de inversión a largo plazo.

Avisos Legales

Todas las inversiones conllevan un riesgo y pueden perder valor. La inversión en los mercados de renta fija conlleva riesgos, entre los que se incluyen los riesgos de mercado, de tipos de interés, de emisor, de crédito, de inflación y de liquidez. El valor de la mayoría de los bonos y las estrategias de renta fija se ve afectado por las variaciones de los tipos de interés. Los bonos y las estrategias de renta fija de duración más elevada tienden a ser más sensibles y volátiles que los valores con duraciones más cortas; el precio de los bonos baja, por lo general, cuando los tipos de interés suben. Este riesgo aumenta en un entorno de tipos de interés bajos. La menor capacidad de las contrapartes de los bonos para satisfacer sus compromisos podría contribuir a reducir la liquidez del mercado e incrementar la volatilidad de los precios. En el momento del reembolso, las inversiones en renta fija pueden tener un valor superior o inferior a su coste inicial. El valor de las acciones puede descender debido a las condiciones, tanto reales como supuestas, del mercado general, la economía y los diferentes sectores. La inversión en valores denominados en moneda extranjera y/o domiciliados en el extranjero puede comportar un mayor riesgo debido a las fluctuaciones cambiarias, así como a los riesgos económicos y políticos, que podrían acentuarse en los mercados emergentes. Los bonos ligados a la inflación (ILB) emitidos por un gobierno son valores de renta fija cuyo principal se reajusta de forma periódica en función de la tasa de inflación; los ILB pierden valor cuando los tipos de interés reales aumentan. Los valores de deuda soberana están normalmente respaldados por el gobierno que los emite; las obligaciones de agencias y organismos de la Administración de Estados Unidos cuentan con distintos grados de apoyo pero en general no están respaldadas por el pleno crédito y la solvencia del Gobierno federal estadounidense. Las carteras que invierten en tales valores no están garantizadas y su valor podrá fluctuar. Las materias primas conllevan mayores riesgos de mercado, políticos, regulatorios y vinculados a condiciones naturales, por lo que podrían no ser apropiadas para todo tipo de inversores.

Las declaraciones relativas a las tendencias de los mercados financieros o las estrategias de cartera se fundamentan en las condiciones actuales del mercado, que pueden fluctuar. No existe garantía de que estas estrategias de inversión funcionen bien en todo tipo de condiciones de mercado ni de que resulten adecuadas para todos los inversores, y cada inversor debe evaluar su capacidad para invertir a largo plazo, especialmente durante periodos bajistas del mercado. Las perspectivas y las estrategias están sujetas a cambios sin previo aviso.

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